Tras un comienzo del
otoño lluvioso y con temperaturas bajas,
ha llegado por fin el buen tiempo que parece
que se mantendrá en los
próximos días. Según el
calendario cinegético, el
próximo domingo día 25 se
abrirá la temporada de caza menor en
todas las provincias de Castilla y León.
A lo largo de la campaña, que se
prolongará hasta finales de enero, los
jueves, sábados, domingos y festivos
están señalados como los
días hábiles de caza. No
obstante son muchos los acotados que, con el
fin de preservar la caza, reducen estos
días a jueves y domingos, incluso
sólo los domingos. También
puede reducirse el horario en el sentido de
aprovechar únicamente la jornada
matinal.
El campo y el monte, para esta primera
jornada, presentan un aspecto inmejorable,
pues las pasadas lluvias y las temperaturas
suaves, sin apenas heladas nocturnas, han
dejado el terreno suave pero perfectamente
transitable tanto en los barbechos y eriales
como en los sembrados que ya empiezan a
reverdecer. Las impresiones que se
venían recogiendo durante la Media
Veda parecen confirmarse. Podríamos
encontrarnos ante un buen año de
perdiz, con nutridos bandos que apenas han
sufrido bajas.
La pasada temporada fue realmente buena
en cuánto a perdiz se refiere y
quedaron muchas parejas. Esto no suele ser
suficiente si no crían en condiciones,
pero por lo que parece han criado muy bien a
tenor de las bien nutridas polladas.
También parece un buen año
para las rabonas. En cuanto al conejo de
monte se está recuperando
definitivamente en amplias zonas, con
mayores densidades en las cárcavas y
zarzales que en el monte propiamente dicho.
En los acotados de media montaña las
previsiones son ligeramente inferiores tanto
para la perdiz como para la liebre. Suelen
conservarse los bandos de
«patirrojas» pero las dificultades
para sacar una abundante pollada son
mayores. Si permanecen todavía
algunos bandos de palomas torcaces
alimentándose de las abundantes
bellotas y hayucos. En las monterías de
jabalí que se están dando en
estos días, con relativo éxito,
se levantan con frecuencia bandos de
perdices.
El monte también se encuentra en
buenas condiciones por las lluvias y
habrá muchos cazadores que opten por
las «rubias». El riesgo en estas
zonas será la niebla que, en situaciones
meteorológicas anticiclónicas,
puede colarse durante la mañana. La
escasa visibilidad resulta muy peligrosa en el
monte e incrementa el riesgo de accidentes.
La Ley de caza contempla estas situaciones
prohibiendo el ejercicio de la misma mientras
persista la niebla densa. En estos primeros
días los aficionados con buenas piernas
consiguen perchas de varias perdices o el cupo
de una a tres allí donde está
establecido. Luego, con la llegada del invierno,
cazar la perdiz en el monte se convierte en
una tarea difícil pero, para entonces,
ya habrán entrado las becadas y las
monterías de jabalí
estarán en pleno apogeo. Está
claro que en las áreas de
montaña la caza menor ha pasado en
los últimos años a un segundo
término, especialmente desde que se
vedaron la «pardillas», pero en
las primeras jornadas hay muchos aficionados
que cazan perdices a rabo en
compañía de su perro.