«En Berlín hacen batidas de jabalíes dentro de la ciudad. Si miramos a Europa para unas cosas, también debemos hacerlo para otras, como por ejemplo para fijarnos en cómo actúan los países adelantados en estos casos». A Aitor Aizpiolea, experimentado cazador de Irun, no le ha extrañado el suceso ocurrido el pasado domingo en Donostia, cuando un grupo de jabalíes que entró en la zona de Marrutxipi y tres de ellos fueron abatidos por cazadores en un operativo, organizado por la Diputación Foral de Gipuzkoa y la Guardia Municipal, para evitar peligros.
30/11/2016 | Noticias de Guipúzcoa | A.Z.
En esta línea, este cazador detalla ayer que la cuestión no está en “defender o aprobar la muerte de un jabalí, sino en buscar soluciones”. “Parece que los cazadores estamos mal vistos, pero al final somos los intermediarios para limitar un problema antes de que se haga mayor”, añadie, si bien admite que también son “beneficiarios” de la propia caza. “Parece una salvajada, pero lo que hay que hacer es acotar la zona donde puedas abatir al animal”, detalla. Es una realidad que en los últimos años la densidad de esta especie animal se ha multiplicado, aunque no existe ningún registro. Los agricultores guipuzcoanos reciben visitas de estos mamíferos “durante todo el año”. Pero es de cara al invierno cuando “se acercan más a zonas de agricultura y núcleos urbanos” porque “hay menos comida en el monte”, manifestó. De hecho, en Irun, “se ha visto muchas veces a jabalíes cruzando el río Bidasoa desde Iparralde a Gipuzkoa o al revés”.
La temporada de caza mayor coincide también con esta época y va desde octubre hasta febrero. Prácticamente en cada valle guipuzcoano hay un cuadrilla, organizada de manera independiente bajo normas de seguridad y custodiadas por un guarda. La Diputación autoriza sus batidas, en las que se mantiene un registro de los animales capturados, y la Federación de Caza de Gipuzkoa se encarga de su regulación. Durante estos meses, “cada cuadrilla puede llegar a salir una o dos veces cada 15 días, aunque si fuera por los cazadores, realizarían batidas más a menudo”, apostilla.
Para dar luz verde a una de estas batidas, debe ser un agricultor que haya sufrido un ataque en sus tierras quien haga llegar su queja al ente foral, para que éste fije una zona donde realizarla. “El problema es que los jabalíes se mueven de sitio. Por ejemplo, en Irun, toda la zona desde la autopista AP-8 hasta Jaizkibel es zona de seguridad y si un jabalí entra no puedes ir con los perros”, informa. Por eso, recalca que la situación es “problemática” cuando “aparecen en las carreteras de un casco urbano, porque al que le pille puede tener un accidente y haber muertos”.
Sin embargo, también queire transmitir que los jabalíes “por naturaleza no son peligrosos”. “Nunca van a atacar, y siempre se escapan”, completa. A menos de que haya crías de por medio, o que se encuentren en un recinto cerrado y “se sientan presionados” porque “pueden intentar salir por cualquier esquina”.