El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) ha recibido 585 reclamaciones por accidentes de tráfico ocasionados por especies cinegéticas a lo largo de 2016. Una cifra menor a la registrada (646) en 2015, pero que sigue poniendo de manifiesto un problema que está a la orden del día en las carreteras de la Comunidad.
23/12/2016 | Heraldo.es | Javier Clavero
Los conductores oscenses, nuevamente, son los principales afectados. Su provincia es la más jabalinera de España y eso se refleja en las 331 denuncias (34 más que el año pasado) que partieron desde allí. Comarcas como el Sobrarbe, el Alto Gállego o la Jacetania vienen reclamando soluciones al respecto. La caza intensiva, con permisos excepcionales para batidas, es una de las adoptadas.
Seguidamente aparece Zaragoza, que ha logrado reducir sustancialmente (de 206 a 136) los expedientes de reclamación presentados. Aunque en este territorio -en líneas generales- hay menos jabalíes, puntos de las Cinco Villas (Ejea de los Caballeros o Tauste, entre otros municipios) y la Ribera Baja del Ebro (Quinto o Gelsa) han acusado un exceso en los últimos meses.
Teruel, por su parte, también ha dismunuido el número de percances de esta tipología. Ha pasado de albergar 143 a 118, con el Bajo Aragón como gran exponente. La N-211 y la N-232 son las vías más afectadas por el tránsito de jabalíes, pero cabe destacar el enorme descenso de los atropellos causados por este animal. En 2015 fueron 64; en 2016, 21 (un tercio menos).
Además de los jabalíes, asociados a alrededor del 60% de los accidentes ocurridos en Aragón, el corzo, la cabra, el ciervo y el zorro son otras de las especies más propensas a invadir la calzada.
¿Cuándo se indemniza?
Las indenmización por estos accidentes, tal y como explican desde el Gobierno de Aragón, se podrá reclamar cuando se ocasionen «daños de naturaleza distinta de la agraria» en terrenos cinegéticos (cotos privados, cotos deportivos, cotos municipales y cotos intensivos de caza, excepto en reservas y vedados de caza). En los accidentes producidos en zonas no cinegéticas se deberá demostrar que ha sido «causa directa de la acción de cazar» y que el perjudicado, mediante dolo, culpa o neglicencia, «no ha contribuido».
El Ejecutivo autonómico especifica también que el accidente se considerará parte de la acción de cazar cuando concurran simultáneamente las circunstancias establecidas en la Ley 1/2015, de 12 de marzo, de caza de Aragón. Así, tendrá que ser «resultado de una batida de una especie de caza mayor que se haya desarrollado en el mismo día y en un coto, reserva o vedado con límite ubicado a una distancia inferior o igual a 1.000 metros del lugar del accidente».
Los técnicos de caza comprobarán si en los terrenos afectados por el siniestro estaba autorizada una batida de una especie de caza mayor. Por su parte, la persona afectada «deberá presentar una solicitud de indemnización en el INAGA».