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Cazadores de Moaña y Vilaboa niegan enfrentamientos y desconocen quién envenena a los perros

Los presidentes de las sociedades de caza que gestionan los Tecor (Territorios cinegéticamente ordenados) de O Morrazo (Marín-Moaña) y Vilaboa, Manuel Piñeiro y José Manuel Cortegoso, respectivamente, aseguran que ambos cotos mantienen una buena relación por lo que no se les puede culpabilizar del envenenamiento de perros que se registró el pasado fin de semana, con seis denuncias de animales muertos en el monte Gagán, de Moaña.

Se trata de una zona que se encuentra en la línea divisoria entre un tecor y otro y se sospecha que el número de perros enveneados, aunque se denunciaron seis, podría ser muy superior. El lunes era todavía visible el cadáver de uno de estos caninos en la cuneta de una pistas del monte, a expensas de que otros animales, también acaben fallecidos por contagio al comer la carne.
 
Manuel Piñeiro asegura que es muy difícil poder esclarecer un caso de envenamiento de perros porque los cebos, normalmente con estricnina, se lanzan desde un coche por la misma ventanilla y no queda rastro alguno que la Guardia Civil pueda seguir. En octubre de 2007, esta sociedad de caza sufrió un brutal ataque en el inicio de la temporada con más de 15 animales fallecidos por envenenamiento en la zona de Castiñeiras. De aquella investigación nunca se supo nada ni acabó con detenciones, como dice Piñeiro que suele ocurrir. Él sospecha que detrás de todo esto o está gente en contra de la caza o un loco «pero lo cierto es que nunca se descubre nada».

Un guarda que también estuvo trabajando siete años en el Tecor asegura que los peores años lo pasó él, dice que el veneno aparecía en cebos de salchichas, trozos de pollo, carne o incluso pescado. Asegura que nunca vio a nadie echar los cebos pero sospecha que el problema está relacionado con la caza. Sobre los motivos, dice que los desconoce, que quizás sea porque unos van al coto del otro, no sabe.

Por su parte, el presidente del tecor de Vilaboa, José Manuel Cortegoso, asegura que él no tiene constancia de que haya problema entre cazadores de ambos cotos y dice que en esta ocasión ningún perro de los muertos era de Vilaboa. El año pasado, asegura que sí le habían dicho que algún animal murió en la divisoria pero ocurre que ya los cazadores ni lo comentan. Aunque reconoce que no hay problemas entre ellos, dice que la caza es muy envidiosa yq eu a veces por envidia se hacen estas cosas, pero es muy difícil coger a los culpables «porque no dejan pistas».

En este último envenenamiento de perros no sólo murieron animales propiedad de cazadores, sino de personas que habían subido hasta el monte Gagán a pasear, como el caso del vecino de Vigo, Anibal Cernadas, con su perro «Rubio». El animal murió en cuestión de minutos, tras sufrir tres convulsiones. El concejal de Medio Ambiente de Moaña, Daniel Rodas, califica la situación de barbaridad, sobre todo también por esa repercusión fuera del sector de la caza, pero dice que el problema es algo forestal, más de las sociedades de cazadores que del Concello.

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