Una nueva plaga avanza silenciosa por los montes de Pontevedra y supone una amenaza potencial para la población autóctona de jabalí. Con el apodo de cerdolín que le han dado los vecinos del rural pontevedrés, la mezcla de jabalí con cerdos vietnamitas asilvestrados da un híbrido, feo como él solo, sin ninguna utilidad culinaria ni cinegética y que, si se sigue expandiendo sin coto, podría poner fin a la imagen del jabalí tal y como lo conocemos.
20/08/2016 | La Voz de Galicia | MARCOS GAGO
Eso sí, el resultado final de este cruce es un animal que bien podría pasar por una de las monstruosas monturas de los orcos de Mordor de la saga del Señor de los Anillos.Los cerdolines empiezan a ser ya demasiado comunes en la comarca. Se les detectó por primera vez en Ponte Caldelas, donde hace dos años ya se pidió a la Xunta permiso para abatir ejemplares de cerdos vietnamitas asilvestrados, mascotas abandonadas por sus dueños cuando se hartaron de ellos o ejemplares que escaparon de sus casas. En aquella ocasión, cuando todavía no se habían producido hibridaciones, hasta donde se tiene conocimiento, Medio Ambiente no autorizó las batidas. Ahora la evidencia sobre la reproducción de estos extraños engendros es más que evidente. Cazadores y vecinos reclaman a la Xunta que se hagan batidas para acabar con ellos antes de que sea tarde.José Blanco, portavoz del tecor de Verdeseixo, en Ponte Caldelas, conoce bien el problema. Ha detectado estos híbridos en Pe da Moa, en A Insua, en Rebordelo, en Taboadelo, y la lista podría continuar. «Están por todas partes, e hai crías e femias embarazadas», lamenta. Cuando avisó la primera vez a la Xunta, no le creyeron. Tuvo que llevar un vídeo, fotos y el testimonio de tres madereros que lo vieron, además del aficionado que hizo la grabación. Sin embargo, no parece que los avisos hayan tenido ningún resultado práctico.«Á Xunta pedímoslle que nos deixe facer batidas pero dinnos que non», se queja. Los cazadores no pueden matar un cerdolín, ya que este híbrido no está catalogado como de interés cinegético. El cerdo vietnamita está considerado una especie doméstica y su mezcla no se puede capturar. Quien mate a uno se expone a una multa de hasta seis mil euros. Y esto deja a los cazadores, y de paso a los agricultores, sin alternativas. Entre la espada y la pared.El presidente de la federación provincial de caza, Francisco Couselo, explica que los perjuicios causados por los cerdolines son múltiples. Uno fundamental es la «dexeneración da especie autóctona do xabarín», recalca. El animal híbrido es más lento, paticorto normalmente. Hay cruces con pelo, otros sin él pero con cara de jabalí, algunos que se parecen más al cerdo bravo, otros que se parecen sacados de una película de terror. «¡Mira que es feo el pobre!», exclama una vecina tras ver una grabación casera en el monte. El cerdolín no vale para comer. Su carne no es apetitosa, ni mucho menos. «É todo grasa», critican los cazadores.El tesorero de la federación provincial, Juan Mariño, expone que el riesgo de una expansión sin freno es demasiado grandes. Además de Ponte Caldelas, se les puede encontrar en Borela (Cotobade) y esta misma semana se les vio en el entorno de O Campiño, en la parroquia pontevedresa de Marcón. «É un problema ambiental moi grave», recalca Mariño. Y esta es la perspectiva de los cazadores. Habrá que ver su impacto en la agricultura, porque los cerdolines, más patosos que los jabalíes, pueden multiplicar los daños en los cultivos del rural. Así que ya saben, si ven un cerdo con pinta rara en el monte no es un expediente X, es un cerdolín. Y prepárense para que, a lo mejor, en unos años, el Xabarín Club pase a ser el Porcolín Club.Por su parte, Medio Ambiente manifestó que está dispuesta a estudiar si los cerdolines pontevedreses suponen una amenaza real y si lo son, entonces podrá aplicarse una excepción legal, que permitiría su caza.
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