Cientos de empleos directos (al menos 200 para empezar, hasta 1.200 conforme se vaya desarrollando el plan de negocio); un tráfico de más de mil contenedores al año por el puerto; la posibilidad de convertir a Ceuta en la capital mundial de la producción de munición biodegradable… No es un sueño. Se llama ‘Bioammo’ y está dispuesta a ubicar en la ciudad autónoma su primera fábrica.
01/01/2017 | El Faro Digital
No solo por las vinculaciones personales de su presidente y fundador, Enrique López-Pozas Lanuza, y su director de Explotación, José López-Pozas Díaz. Ambos valoran las oportunidades que ofrecen las ventajas fiscales locales en materia de cotizaciones a la Seguridad Social, Impuesto de Sociedades… También disponer de un puerto desde el que dar salida a su producción hacia “todo el mundo”.
El caramelo es goloso y ya ha sido hasta objeto de debate en el Parlamento de Castilla y León, donde la oposición en bloque apuesta por impulsar su declaración como empresa de interés estratégico para la región con el fin de poner capital público en su desarrollo. La Junta de Extremadura también valora seriamente cómo aportar 1 millones de euros si la industria se asienta allí.
“Una empresa con propiedad industrial sale tarde o temprano, aquí o allí, con nosotros al frente o con otros, pero sale y nosotros, si podemos elegir, escogeríamos Ceuta porque es la tierra a la que nos sentimos más ligados y que ofrece magníficas oportunidades”, asegura Enrique López-Pozas, que empezó a trabajar con ‘Bioammo’ hace 8 años para el desarrollo, fabricación y distribución de munición biodegradable.
Hoy dispone de 3 patentes mundiales para ofrecer munición de todo tipo, para caza, tiro deportivo, Defensa… TINSA (la sociedad de tasación líder en el mercado de valoraciones, asesoramiento inmobiliario, tasaciones y certificaciones) valoró solo una de ellas el año pasado en 104 millones de euros. El conjunto de la empresa, en 394. ‘Bioammo’ ya tiene, además, el Premio Patrimonio Natural Cinegético 2016 de la Unión Nacional de Asociaciones de Caza y ha quedado finalista en Castilla y León en los Premios Emprendedor XXI de La Caixa.
Sus balas ‘verdes’, que sustituyen el polímero, el plástico, procedente del petróleo por otro a partir de materia vegetal que se comen las bacterias y no se queda años contaminando (“sustituimos las macromoléculas sintéticas, que las bacterias no pueden digerir, por otras más cortas [monómeros] de origen vegetal”) sin alterar sus propiedades físicas y mecánicas, también han conquistado al mercado.
En marzo, en una feria en Alemania (IWA), la policía germana se interesó por el producto y empresas “de todo el mundo” formalizaron compromisos de intención de compra por más de cien millones de euros, según recuerda José López-Pozas.
“Tenemos el apoyo del SEPRONA, de los colectivos de cazadores, y del Ministerio de Medio Ambiente; también las patentes para poner en marcha una industria que no existe en el mundo; y, sinceramente lo creemos, el mejor plan de empleo que puede encontrarse”, defienden los López-Pozas, que ya se han reunido en la ciudad autónoma con representantes de la Administración local, PROCESA, la Delegación y los parlamentarios nacionales.
‘Bioammo’ calcula que necesitaría 20.000 metros cuadrados de superficie (terrenos del puerto y otros privados están entre las opciones posibles de ubicación de la fábrica) y efectuar una inversión de 6 millones de euros.
Ahí precisamente, en el dinero, ha surgido el palo en las ruedas del proyecto, que choca con la normativa que exige, para acceder a ayudas públicas o financiación bancaria, que el promotor acredite tener el 25% de la inversión necesaria en metálico.
“Una norma concebida para evitar la corrupción está bloqueando la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) en España porque exige a los científicos y emprendedores que lo hemos dedicado todo en esa tarea ser ricos para poder hacer realidad una idea”, lamenta Enrique López-Pozas, que con la financiación bancaria garantizada para el 70% del proyecto busca capital público o privado para no tener que llevarse el negocio al extranjero.
“En 3 días en Alemania formalizamos compromisos de compra por la misma cantidad de cartuchos que se fabrican cada año en España, 500 millones, y en Estados Unidos podríamos colocar otros tantos”, calcula el fundador de ‘Bioammo’, que estima en unos 400 los empleos directos que crearía solo para fabricar cartuchos biodegradables de caza. Con las tres patentes de munición en producción, hasta 1.200.