Puntualmente cada
viernes, sin excepción, se
produce el encuentro. No
varía ni el sitio ni la excusa
que a todos los reúne.
Siempre en el Kiosko del Parque
de La Victoria y con una rosca, o
dos, o tres —las que sean
precisas— de churros.
Como si de un ritual se
tratase, todos los viernes un grupo
de monteros se juntan a desayunar
churros y hablar de caza.
Comenzaron siendo tres o cuatro
pero la adhesión a la causa
ha ido en aumento y cada vez son
más. Se corrió la
voz y aquello se ha acabado
convirtiendo en una especie de
sanedrín fácil de
reconocer a distancia pues no
pasan inadvertidos cada vez que
uno de ellos simula un lance y
hace como que se encara el rifle.
Son los “Churro
Hunting”, pero para
mí una auténtica
escuela de caza a pie de calle. Una
junta de monteros improvisada en
pleno centro de Jaén y en
ella, varios de mis maestros con
quienes de pequeño
aprendí – y sigo
aprendiendo- montería tras
montería.
Son monteros todos ellos, pero
también los hay que se
apasionan por la caza de
montaña, la menor y los
perros. Caben todas las
prácticas cinegéticas
posibles. Hacen de este desayuno
la antesala al fin de semana. En
plena temporada se intensifica, de
octubre a febrero y más de
uno acude a los churros casi como
el que está a punto de irse
al puesto. Vestido de verde de la
cabeza a los pies. Este viernes el
desayuno se prolongará
porque llega Ibercaza, la Feria de
la Caza, Pesca y Naturaleza que se
celebra anualmente en Ifeja. Una
cita que se hace necesaria y que
Jaén debe potenciar.
Conozco varias de las ferias del
sector que se celebran a nivel
nacional y con diferencia Ibercaza
está entre las
mejores.
Todos los “Churro
Hunting” se
concentrarán allí. Y
toda la gente que en esta provincia
siente pasión por el campo
y la caza. Algunos como
afición y otros tantos como
modo de vida porque no olvidemos
los muchos puestos de trabajo que
la caza genera. Directos o
indirectos. En ese sentido, un
oscuro panorama se cierne sobre
las rehalas, la forma quizás
más primitiva y
auténtica de practicar la
caza mayor, a quienes se pretende
imponer una exigencias
económicas fuera de toda
lógica, para quienes simple
y llanamente quieren practicar la
caza de una forma sin duda
romática y enormemente
costosa por los altos gastos que
requiere, y que solamente
proporciona el beneficio de la
satisfacción de ver a tus
perros en un buen agarre. Mi
apoyo total a las rehalas, porque
sin rehalas no hay
montería.
Un tema polémico que
seguramente será epicentro
de muchas conversaciones este fin
de semana en Ifeja, en la sierra en
la berrea y en las juntas cuando la
temporada comience dentro de
unas semanas y tras la Salve a la
Virgen de la Cabeza, impacientes
todos piensen lo mismo: ya
deberíamos estar puestos.