El sector armero y cinegético está que trina. Cazadores, practicantes de tiro olímpico, fabricantes y distribuidores de armas e incluso empresas que ofertan prácticas lúdicas como el paintball se han embarcado en una cruzada común para tratar de echar por tierra o, al menos, poder introducir modificaciones en el proyecto de Reglamento de Armas que recientemente ha publicado el Ministerio del Interior.
El Gobierno central dio de plazo hasta el 27 de diciembre para presentar las alegaciones al borrador, sin embargo ahora se han habilitado otros veinte días para la admisión de esas propuestas, que se prevén en varios miles ante el frontal rechazo que ha causado este nuevo reglamento que, Miguel Íñigo, presidente de la Asociación de Cazadores de Navarra (Adecana) califica de «intervencionista, controlador y restrictivo». En caso de aprobarse sin cambios, «contaremos con el reglamento más restrictivo de todo Europa», añade Juan Antonio Sarasketa, de la Oficina Nacional de Caza, que cree que el proyecto «supone un ataque directo a la práctica de la caza y va a amenazar la continuidad de muchas empresas armeras». En Navarra existen unos 30.000 cazadores.
Igualmente, la práctica del tiro olímpico, un deporte clásico en el calendario de los Juegos Olímpicos, puede tener sus horas contadas con el actual reglamento, que eleva la edad mínima para poder practicarlo, la limitación de armas para estos deportistas a seis, la incompatibilidad de practicar con armas de avancarga (tiro) y de caza y la puesta en peligro de varias modalidades como los recorridos de tiro. En la Federación Navarra de Tiro Olímpico están registrados unos 1.800 federados.
VARIOS PUNTOS POLÉMICOS Entrando en el meollo de las 143 páginas de ley, los artículos puestos en entredicho se acercan a la veintena y algunos reciben críticas unánimes por el perjuicio que pudieran ocasionar a este sector. El artículo 5 centra el visor de los aficionados en la caza, el tiro y las armas en general. Ahí se dice que «se prohibirán las armas semiautomáticas a particulares, tanto escopetas como rifles, con cargadores móviles con capacidad para más de tres cartuchos (dos en el cargador y uno en la recámara), que no se pueda garantizar que con herramientas normales pueda ser transformada a una capacidad superior. También se prohíben aquellas semiautomáticas cuya culata sea plegable o eliminable».
El artículo ha causado gran confusión entre los cazadores. De hecho, desde los organismos nacionales de caza informan que «el texto prohíbe de facto el 60% de escopetas y rifles que hoy, de forma completa y absolutamente legal, los cazadores utilizamos». Así, piden que «se elimine la prohibición de los cargadores ex-traíbles, así como la referencia a que pueda modificarse el arma con he-rramientas normales. ¿Qué son he-rramientas normales?», preguntan.
Miguel Íñigo, de Adecana, no tiene tan claro que vayan a ser tantas armas semiautomáticas las que se prohíban: «Yo entiendo que sólo se restringen las semiautomáticas con capacidad superior a tres cartuchos y esas no se utilizan en caza, donde tenemos limitado a tres el número de cartuchos. Por tanto, por mucho que hablen de cargadores extraíbles, no creo que los cazadores se vean tan afectados porque sea movible o fijo el cargador, ya que la medida seguiría hablando sólo de las escopetas y rifles con capacidad superior a de tres cartuchos. Quizás al tiro deportivo le afecte más».
Ese punto 5 no es el único que levanta polvareda. Con el nuevo reglamento, las carabinas del calibre 22, prohibidas para cazar pero que se pueden obtener con licencia de caza (licencia E) ya que son muy válidas para los entrenamientos, quedarían anuladas con ese permiso. «Ahora para usar una carabina del 22 habría que obtener una licencia F, de tiro olímpico, algo mucho más complejo y difícil de obtener. Además, la F, te impide una vez que accedas a esa licencia como tirador de tercera (la categoría más baja), disponer de más de un arma», explica Juanjo Rodríguez, administrador y gerente de Casa Puntos, armería de Pamplona. «Para obtener más armas, tienes que presentarte a competiciones nacionales, sumar puntos….». Los cazadores apuntan además que España es el único país de la Unión Europea que sigue sin permitir el uso del calibre 22 para la caza, «un calibre barato y poco peligroso».
No sólo se modifican las armas legales para practicar la caza o el tiro, sino que la norma que proyecta Rubalcaba también quiere restringir más el acceso a las mismas. El texto expone en otros artículos que se podrá denegar la licencia de armas a aquella persona a la que le consten antecedentes penales o policiales, con lo que los cazadores entienden que el criterio que se va a establecer es «discrecional» y que alguien «se puede quedar sin licencia por dar positivo en una alcoholemia o contar con una multa de tráfico. Sólo se debería denegar la licencia por una condena judicial firme en un delito violento», entiende Miguel Íñigo.
MENORES DE EDAD Para los jóvenes cazadores y tiradores, igual que para los coleccionistas de armas (una élite muy selecta en Navarra), también cambia la situación. En cuanto a los primeros, se aumenta la edad mínima para obtener una licencia especial de caza. Antes, los menores entre 14 y 18 años podían disponer de ella siempre que les acompañara un adulto como tutor. Ahora, serán 16 años como mínimo. «Incide directamente en la futura generación de cazadores», expone Sarasketa, y desde Adecana subrayan que «no es una buena medida. Los chavales nunca están solos y hay que primar que tengan conocimiento desde pequeños». Sobre los coleccionistas, se introduce la limitación de ocho rifles por persona. Nadie podrá tener más.
Y, en cuanto a los cazadores modestos, también el nuevo reglamento baraja una modificación que les afectaría ya que no podrían tener acceso a las subastas públicas de armas que realiza anualmente la Guardia Civil. De hecho, esas subastas se cierran, una situación que gusta y disgusta por igual. Juanjo Rodríguez, armero, señala que «en esas subastas se vendía mucha chatarra, arma vieja y peligrosa, y no me parece mal que se prohíba». Y aunque Andrés Gutiérrez, presidente de la Real Federación Española de Caza, considera estas subastas «necesarias para el cazador modesto que podía adquirir armas a precios asequibles», desde la Oficina Nacional de Caza, Juan Antonio Sarasketa matiza que «no hay que sacar a la palestra todo lo que llega a la Guardia Civil. Hay mucha chatarra. Soy partidario de que se eliminen». Miguel Íñigo, de Adecana, no cree que sea positiva la prohibición de subastas: «Ahí se venden algunas auténticas joyas…».
EL «PAINTBALL», AFECTADO Por último, no sólo sobre las prácticas cinegéticas se ciernen nubarrones, también se presagia negro el futuro para las actividades lúdicas como el paintball o el airsoft, que se practican con armas incruentas, escopetas de juguete que lanzan bolas de pintura. Según el reglamento, las armas que se utilizan en estos juegos podrían quedar prohibidas, ya que en la propuesta de Interior se limita el peso de los proyectiles a 0,40 gramos y el diámetro debe ser igual o menor a 8 milímetros. Fuentes del sector aseguran que así el juego sería más peligroso (las bolas más pequeñas resultarían más dañinas) y que no tiene ningún sentido esa limitación de medidas, ya que «no existen armas de paintball de ese calibre, todas son mayores de esas dimensiones». Además, los que practiquen esta actividad, a la que ahora puede acceder cualquier persona mayor de edad, deberían de contar