En nuestro Territorio Histórico, los paseos por nuestros valles y montes son maravillosos. En situaciones estacionales y climatológicas favorables, las recolecciones de hongos y setas en los bosques es todo un gozo. Todo lo expuesto es compatible y complementario con la caza. Por las fechas y lugares donde se practica.
Como cazador, opino que la llamada “media veda” no existe, las codornices que llegan y crían, así como la “pasa” de las tórtolas es “historia”. En octubre y primeros de noviembre los tiros de las escopetas a zorzales y palomas son desde señalados y marcados puestos, atendiendo a las leyes y a situaciones estratégicas del terreno, para mantener la máxima seguridad. La caza de becada se produce desde noviembre hasta febrero, pero por sus características y en los “lugares” donde se practica, solamente le “molesta” al cazador y a su maravilloso complemento, su Txakurra Ederra. Y no es precisamente por las sendas de los “mendizales”.
Por seguridad, la caza del jabalí tiene normas muy estrictas, como son las autorizaciones en zonas delimitadas, fechas, cuadrillas de cazadores etc. para no ocasionar molestias.
Siendo Gipuzkoa un gran y hermoso jardín urbano, seamos sensatos y complacientes, por y para todos.