En el País del Bidasoa y en otoño, el viento sur es el que se hace dueño y señor y domina las veletas, como estos días en los que se suceden las elevadas temperaturas y se vuelve a registrar un fuerte estiaje que está secando los montes y de nuevo dejando al río en sus más bajos niveles conocidos.
Por el contrario, es viento de cazadores que suben a los pasos tradicionales a esperar la anual migración que ya ha empezado de las palomas hacia el sur, y también las capturas que en Etxalar, aunque aquí es el viento norte el que más conviene, ya han caído las cuatro primeras docenas de aves en las redes.
El de Etxalar, con toda la mecánica y estrategia humana de los palomeros para dirigir los bandos hacia las redes, es un espectáculo digno de verse desde que el grupo de puntos negros (las palomas) se atisban en el horizonte. «El palomero principal», según explica un experto, «es avisado para que toque la corneta (un solo toque) y empieza el trabajo para meter la banda en el embudo de Yarmendi. Las primeras trepas (torres elevadas) a ambos lados y en la parte más abierta, trabajan con las zatarras o chatarras, unos trapos de color blanco sujetos a un palo que agitan al aire violentamente para espantar a las palomas y de esa manera centrar la banda».
Esta labor continúa con las trepas intermedias, desde donde se lanzan las paletas (parecidas a las de tenis de mesa) para colocar la banda enfilada hacia las redes. Y finalmente, las trepas más cercanas a las redes utilizan más paletas para bajar las palomas y meterlas literalmente en las redes. La coordinación es fundamental, aunque a veces la banda se da la vuelta y hay que reorganizar a todo el equipo para de nuevo dirigir las palomas. Y una vez que se echan las redes y solo entonces, el cornetín suena dos veces y los cazadores de escopeta pueden disparar, pero nunca antes.
Esta pasada semana, con un extremado viento sur ha sido aceptable para los palomeros de las redes. Las sesiones diarias han sido hasta de 11 horas a la espera y con poca pasa, pero el primero de octubre cayeron nueve aves, otras tantas el jueves, y dos docenas y media el sábado con lo que el total se eleva a cuatro docenas de txolomas (palomas de menor tamaño) y aún queda mucho otoño, hasta el 20 de noviembre, para aumentar las capturas.