El conejo se ha convertido en un
auténtico quebradero de cabeza para
muchos, agricultores, cazadores y
administración. Los agricultores llevan
tiempo quejándose por los daños
que esta especie ocasiona en sus cosechas.
Su último paso ha sido pedir, a
través de Asaja, la intervención
de la Defensora del Pueblo por la «falta
de soluciones» frente a la «plaga
de conejos que dura ya varios
años». La Consejería de
Agricultura cree que acudir a esta instancia es
«excesivo», pues dicen
están adoptando medidas.
Sólo un dato, en el último
año y medio, en la provincia de
Albacete se han autorizado 3.230 permisos
para descaste de conejos en zonas
agrícolas, para evitar así una
superpoblación que dañase los
cultivos de cereales, vid y olivar. Casi todas
las peticiones que realizan cotos de caza o
agricultores son autorizadas y «con
celeridad», argumentan. Apenas un 2%
de las solicitudes fueron denegadas.
El director general de Montes y Espacios
Naturales, Javier Gómez-Elvira,
explicó a La Tribuna que si bien en
algunas zonas concretas este animal ocasiona
daños «por encima de lo
normal», no se puede hablar de que
haya una plaga en la región. Los
últimos censos que maneja su
departamento recogen que, a nivel general,
hay menos conejos porque dos de las
enfermedades que les aquejan, la misomatosis
y la hemorragia vírica, están
siendo más agresivas y castigan
más su población. No obstante,
admitió, hay comarcas, como la de la
Mancha, donde hay «muchísimo
conejo».
Carreteras y ferrocarril. Cuando se
disparan las poblaciones de conejo y la
actividad cinegética normal no consigue
mantener este animal a raya, es el momento
en el que se solicitan las autorizaciones
extraordinarias de descaste. El conejo se puede
cazar durante la temporada cinegética
ordinaria, que va del 8 de octubre al 8 de
febrero. Fuera de estas fechas, se requiere de
una autorización especial. En las
inmediaciones de las carreteras,
autovías y líneas de ferrocarril,
donde no se puede cazar con escopeta por ser
considerada una zona de seguridad, se
habilitan permisos para sacar a los conejos de
sus madrigueras con la ayuda de un
hurón y atraparlos con redes. El
principal problema en torno a estas
infraestructuras está en las
madrigueras que excavan en los taludes y
zonas valladas.
A este respecto, el director general de
Espacios Naturales concretó que
están a la espera de firmar con el
Ministerio de Fomento, y también con
la Consejería de Fomento, un acuerdo
a tres bandas para poder intervenir
decididamente en estos lugares, donde
crían tantos conejos. En las zonas
más conflictivas, se atraparían
los conejos con hurón y capilla para ser
trasladados a lugares donde se necesita esta
especie y su población es baja, como el
Parque Natural de Cabañeros o los
Montes de Toledo. Gómez-Elvira
concretó que están pendientes
del Ministerio de Fomento para obtener el
permiso y poder intervenir en zonas de su
competencia.
Desde Asaja se critica esta demora por
parte del Ministerio, ya que dicen este retraso
«incrementa los daños a los
agricultores proporcionalmente, pues es en
estas zonas donde mayor concentración
de madrigueras se acumula».
Hartos como están de esperar una
solución, hay agricultores que han
acudido a la vía judicial, «un
agricultor de La Solana ya ha conseguido que
se condene el Ministerio de Fomento»,
advirtió Jorge Navarro, secretario
provincial de Asaja, que echa en falta un
«enfoque global del problema, para
buscar una solución de verdad».
En este sentido, desde Asaja también
critican que las Confederaciones
Hidrográficas hagan «caso
omiso» a las peticiones que les hacen
para limpiar las riberas de ríos y
arroyos de su jurisdicción y
«así evitar el asentamiento y la
propagación de los
conejos».
Complicado. El director general del Medio
Natural opinó que con los medios que
hay a día de hoy (temporada
cinegética y autorizaciones
extraordinarias, fundamentalmente), la
población de conejo debería
estar controlada. Aunque admitió que
«el campo es como es y a veces plantea
dificultades». Intereses contrapuestos
entre agricultores y cazadores, unos no quieren
que los conejos les dañen las siembran
y otros quieren que haya conejos suficientes
para cazar; o factores climáticos como
la sequía, que propicia la existencia de
este animal «que teniendo comida y
refugio se cría bien, lo que le va mal
es la humedad y las lluvias», hacen que
controlar la población de esta especie
no siempre sea fácil.