Los españoles
están recurriendo cada vez más
a la caza furtiva como medio para subsistir.
Así lo explica a El Confidencial Digital
un alto cargo del Servicio de Protección
a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
Revela que es una de las prácticas que
más se ha incrementado con la crisis
económica.
Aunque no se dispone de datos oficiales,
los agentes sí han detectado un
aumento en el número de ilegales que
han sido interceptados capturando ejemplares
de hembras que no son homologables como
trofeos por las autoridades
competentes.
Una prueba que, según las fuentes
consultadas, apunta a que el infractor en casi
en el 90% de los casos está
persiguiendo una especie para
autoconsumo.
Las mismas fuentes explican que el
objetivo de estos infractores no es vender las
piezas en el mercado, sino que la caza sirva
como una forma de apoyo para la
economía familiar ante los rigores de
la crisis.
Con silenciador y prismáticos
nocturnos
Este furtivo va habitualmente al campo
con silenciador y prismáticos nocturnos.
A veces también busca una
compensación económica, en el
caso de que la pieza pueda ser vendida en el
mercado, como una fuente de ingresos
adicional.
También existen los cazadores
aficionados que con la crisis no pueden pagar
los precios de los permisos o que recurren al
furtivismo para llenar la despensa
llevándose a casa animales para
comer. Una de las tácticas de estos
ilegales es trasladarse a cotos alejados de su
entorno para evitar ser reconocidos.