La importancia que para la
economía rural —pública
y privada—, tiene el aprovechamiento
cinegético del corzo hace que su
protección resulte de gran importancia
en territorios como La Bureba.
Por ello, el aviso de los biólogos y
de los conocedores del problema, que
apareció en España hace catorce
años, ha sido muy claro. Sólo el
cambio de las costumbres de los cazadores
puede frenar la progresión del
parásito que se calcula afecta a
200.000 animales lo que supone el 70% de la
población total en España.
Así, desde la asociación del
Corzo Español se ha recomendado
«evitar la práctica habitual de
cortar la cabeza de la res en el sitio donde es
abatida para evitar que queden larvas entre la
vegetación de las que nacen moscas
que pueden infectar a otros
animales».
Cabe destacar que esta infección
parasitaria no afecta a los humanos ni en la
manipulación ni en el consumo de la
carne del animal afectado. Dado que se trata
de una infección provocada –
según las investigaciones realizadas
hasta la fecha está causada por la
importación ilegal de corzos para caza-
, los autóctonos aún no han
desarrollado defensas contra la
infección.
Su repercusión en la
población de corzos es, por el
momento, limitada aunque afecta de forma
especial a los ejemplares jóvenes, lo
que obliga a poner en marcha acciones
preventivas para frenar su expansión.
Por esta razón, desde la
asociación se describe la
situación actual como «un
círculo vicioso, ya que cuantas
más moscas nazcan, más
huevos depositarán en las narices de
los corzos y eso hay que cortarlo de alguna
manera».
Rápida progresión
Su rápida progresión es
uno de los factores de preocupación
entre los cazadores de corzos, ya que el primer
caso de detectó en 2001 en la zona
occidental de Asturias y desde allí se
extendió por la cornisa
cantábrica y hacia el sur, al aprovechar
la alta densidad de población de corzos
que facilitó el contagio.
La erradicación de esta
enfermedad en el caso de La Bureba
supondría el mantener los ingresos de
los pequeños y medianos
núcleos burebanos en gestión
de caza mayor fuertemente dañados por
la actual crisis económica.
De hecho los ingresos provenientes de la
caza, especialmente en caza menor vinculada
a cotos, han caído de forma notable en
los últimos años,
además de imponerse una modalidad
más económica para los
cazadores de corzos.