Entre los hervíboros, el
ciervo es la especie autóctona
más abundante en la provincia, seguido
de la cabra montés y, por
último, del corzo.
Pero de acuerdo con el trabajo publicado
por Jesús Duarte –doctor en
Biología y consultor ambiental–,
J. Mario Vargas –catedrático de
Zoología de la UMA– y Miguel A.
Farfán –investigador adscrito al
departamento de Biología animal de la
UMA– esta última especie
está sufriendo una expansión
en la provincia, al igual que ocurre en el norte
de España. Señalan que esta
expansión puede alcanzar
perfectamente el límite oriental de la
provincia, y desde allí, utilizar como
puente las sierras de Tejeda y Almijara para
adentrarse en la provincia de Granada. Indican
los autores del informe que, con las debidas
medidas de gestión de hábitat,
sobre todo en lo relativo a la creación
de corredores de dispersión de
hábitats favorables, se puede dirigir y
fomentar el proceso expansivo.
El trabajo de campo ha muestreado la
presencia de corzos en 25 municipios
diferentes de las sierras occidentales de
Málaga. La densidad más alta
se detectó en el río
Hozgarganta y en las sierras del valle del
Genal, y la menor densidad relativa se obtuvo
en las sierras de la cuenca del río
Guadalhorce. No obstante, Jesús
Duarte considera arriesgado dar un
número de ejemplares concreto, pero
sí indica que son más
frecuentes cerca de Cortes y Grazalema y su
presencia se reduce hacia el este de la
provincia. Los más alejados del
límite con la provincia de Cádiz
se han visto por Alhaurín el Grande.
Estos son precisamente los que los
biólogos consideran animales son los
colonizadores, los que van agrandando el
área de distribución de la
especie.
Bosques mixtos
La abundancia de corzos está
positivamente relacionada con la distancia a
las poblaciones de origen de las sierras de
Cádiz, con la cobertura de bosques
mixtos de encinas y coníferas y con las
formaciones de castaños. Los resultados
negativos se dan por contra en los usos
urbanos, agrícolas y arbolado denso de
coníferas.
A principios del siglo XX el corzo ocupaba
casi toda la Península Ibérica,
pero luego entró en regresión.
De Capreolus capreolus se han distinguido dos
poblaciones genéticamente
diferenciadas y localizadas
geográficamente, la que habita la
mitad central y norte peninsular y por otra
parte la presente en el sur, que es de menor
tamaño y un pelaje más
grisáceo.
Tradicionalmente el corzo andaluz ha
estado confinado a las sierras de Cádiz
y zonas malagueñas limítrofes.
En este proceso expansivo, aclaran, los corzos
utilizan los valles fluviales como corredores.
Se tiene constancia, además, de que el
corzo andaluz ha alcanzado la zona central de
la provincia de Málaga, llegando casi a
la cuenca del río Guadalhorce.
Además de áreas forestales,
ocupa muchos tipos de hábitats,
estando presente en dehesas, pastizales e
incluso zonas próximas a medios
agrícolas y humanizados.
Para los autores del informe, el corzo,
«correctamente gestionado, tiene una
gran importancia económica,
ecológica y cultural», y lo
consideran una especie muy relevante desde
un punto de vista biológico debido a
sus adaptaciones y características como
ecotipo o variedad geográfica de esta
especie. «A nivel de todas las
poblaciones de corzo existentes en Europa no
hay ninguna similar a la andaluza»,
aclaran.
Reintroducido de forma artificial en la
sierra de Tejeda, Jesús Duarte se
muestra en contra de estas prácticas.
«Personalmente no estoy de acuerdo con
la reintroducción porque el corzo es un
animal en expansión natural, que
puede llegar por sí solo a Tejeda.
Así que yo apuesto por facilitarle las
cosas en vez de por llevarlo de manera
artificial». Se trata de crear pasillos y
corredores verdes que le permitan llegar con
seguridad. «Es decir, yo prefiero
gestionar y mejorar el hábitat para el
corzo que trasladar o reintroducir animales. La
mejora del hábitat beneficia no
sólo al corzo, sino a otras muchas
especies. El traslado beneficia no sé
bien a quién. Seguramente a la
empresa que lo hace y a la que va a vender
las cacerías en Tejeda»,
comenta.
Cazadores pagan más de 1.000
euros por ejemplar
El corzo es importante
económicamente porque es una especie
cinegética. Su caza mueve mucho
dinero y como trofeo también es muy
apreciado. Solamente por cazar un animal de
la subespecie andaluza se pueden pagar
mínimo entre 1.000 y 1.200 euros,
explica Jesús Duarte. A esto
abría que añadir todo lo que
rodea la actividad de la caza. Por otra parte,
ecológicamente el corzo es una especie
indicadora del buen estado de salud del
bosque. Si está presente y llega a
alcanzar densidades óptimas significa
que el bosque está bien conservado, lo
que para los biólogos significa que no
es un monocultivo de pinos, y eso implica que
hay otras muchas especies amenazadas que
también se benefician. Desde el punto
de vista cultural la caza del corzo es diferente
a la de otras especies, además de que
hay ligada una cocina y muchas actividades
específicas para esta especie.