La Asociación de Cotos de Caza de Álava (ACCA), la veterana agrupación que ha defendido durante muchos años los intereses de la gran mayoría de los cazadores de la provincia (unos 5.000), está a punto de desaparecer.
Su disolución es casi un hecho y está en proceso de liquidación, pero un grupo de cotos ha presentado una demanda ante los juzgados para que suspenda de forma cautelar el finiquito de la organización. En las próximas semanas se conocerá la resolución judicial sobre el proceso y si se abre alguna puerta que permita la continuidad del colectivo.
Cuando se decidió el mes de mayo la disolución, ACCA contaba con 103 cotos. De ellos, unos 40 se han disuelto ya y otros 60 tratan de continuar de alguna manera contratando por su cuenta los servicios de guardería y los seguros correspondientes.
La extinción de la agrupación, ahora en suspenso cautelar, tuvo en su momento un cariz económico y obedeció fundamentalmente al desacuerdo de su junta directiva con la gestión de la Diputación. Su presidente dimitido, Teófilo Ruiz de Viñaspre, indicó entonces que «nos hemos visto abocados a disolvernos ante la imposibilidad económica de renovar la póliza de responsabilidad civil que cubre los accidentes de carretera con animales cinegéticos».
El órdago que planteó ACCA a la Diputación se cerró negativamente para la asociación de cotos y la dimisión de Ruiz de Viñaspre puso en marcha un nuevo proceso electoral que no se completó al no existir candidatos, aunque un sector del grupo considera que se boicoteó la presentación de una nueva plancha. La junta provisional decidió crear entonces una comisión de liquidación de la sociedad que contaba con 3 personas en la administración y 6 guardas que hacen trabajos de control y vigilancia de los cotos. El presupuesto anual rondaba los 400.000 euros, gran parte de los cuales se destinaban a los seguros obligatorios de los cotos en casos de accidente de tráfico con animales cinegéticos. Si se confirma la disolución los 9 trabajadores irán a la calle.
Crisis en la caza
La delicada situación del colectivo coincide con una verdadera crisis del sector de la caza. Los expertos confirman que la situación económica ha llevado a muchas personas a olvidarse de la escopeta por los gastos que supone.
Sin embargo, el posible final de ACCA contrasta con la continuidad de otra asociación de cotos llamada Ehiza. La Diputación y Ehiza firmaron en mayo -cuando se fraguaba la disolución de ACCA- un acuerdo de colaboración que suponía una ayuda de 53.391 euros para que pudieran hacer frente a los elevados costes de los seguros de responsabilidad civil que tienen que suscribir para afrontar el coste de los accidentes de tráfico ocasionados en especial por corzos y jabalíes. Además, había en el acuerdo una ayuda de 20.000 euros para guardería y 8.391 para costos de gestión.