La ligera capa de nieve que cubrió los campos la pasada semana, unida a las lluvias persistentes de los últimos días han dejado el campo impracticable para poder cazar la perdiz «a rabo». «Parece increíble -“ comenta un aficionado de Algadefe- puede llover a cántaros y se camina por las tierras, pero como caiga una nevada y luego llueva te atollas hasta en los caminos».
Lo cierto es que los campos del sur de León están encharcados y apenas aguantan el peso de un pájaro. Esto será sin duda beneficioso para la perdiz que en esta temporada había tenido una ligera recuperación. Sin la posibilidad de transitar por los sembrados y barbechos con libertad la actividad cinegética busca otros objetivos y, allí donde los hay, se centra en el conejo de monte. Para cazar el conejo no es preciso caminar mucho y si disponer de buenos perros y mejor puntería.
Tanto en el monte de robles y encinas como en las cárcavas pobladas de zarzales, abunda este roedor, rápido y escurridizo. En varias ocasiones hemos comentado que el conejo de monte es la caza del futuro, y así lo corroboran los aficionados a la caza menor temporada tras temporada.
La nieve y las lluvias también han beneficiado de forma notable la caza de jabalí. En el monte los perros trabajan mucho mejor, sin fatigarse y con los vientos al 100 %. En los campos de maíz se han adelantado las monterías debido a que se cosechó mucho cereal durante el mes de noviembre. Los resultados, sin embargo son dispares. Por poner un ejemplo mientras que en Algadefe de la Vega se han dado varios ganchos sin ver un solo «cochino», en Villademor, a pocos kilómetros, se han matado 13 en las últimas semanas. Lo cierto es que con los maizales encharcados y sin posibilidad de que las máquinas entren en bastante tiempo, los ganchos y monterías comenzarán a dar los frutos deseados tanto para el jabalí, como para el zorro, muy abundante en esta temporada y que es preciso controlar si se quiere mantener un coto en condiciones, pues la sobrepoblación de cánidos es letal para la caza menor.