Es una de las plagas del siglo XXI y, además, es prácticamente imposible erradicarla. El mejillón cebra, al igual que otras especies no autóctonas e introducidas en nuestro país de forma irregular o por medios que se desconocen, ha infectado los cursos y embalses de Álava y la única medida posible para combatirlo es retrasar su propagación.
Una de las primeras medidas que se tomaron desde el Departamento de Agricultura fue prohibir la pesca en las márgenes de río Ebro, a su paso por el territorio histórico, medida que se mantiene totalmente vigente, aunque inútil, porque basta pasar a la otra orilla, a La Rioja, para poder pescar impunemente, ya que el Gobierno de esa comunidad autónoma no ha puesto -ni tiene intenciones- restricciones contra el molusco, según confirmaba recientemente el responsable de Medio Ambiente.
En Álava, por el contrario, si existe una profunda preocupación, tanto por las consecuencias económicas que tiene el problema para las comunidades de regantes, ya que el mejillón daña las instalaciones de riego, especialmente en Oion, Lapuebla de Labarca y Baños de Ebro, como para la práctica tan popular de la pesca de peces o captura de cangrejos, porque el molusco daña sus hábitats y compite por la misma alimentación.
Por esa razón, en la orden que regula el aprovechamiento de la Pesca Continental en Álava, más conocida entre los pescadores como la «orden de vedas» se marcan las prohibiciones, límites y trabajos preventivos para que se pueda mantener la actividad, pero se limite la expansión de la plaga. Poca efectividad ha tenido ante el temible avance de los moluscos. Ya a finales de agosto, el Departamento de Agricultura se veía obligado a tomar medidas en el Escenario Deportivo de Pesca de Nanclares de Oca, en cuanto al uso de reteles y limpieza de las artes de pesca, habilitando incluso un sistema de préstamo que garantice la limpieza de las mismas.
Nuevas medidas Días después, Agricultura se veía obligada a ampliarlas a todos los cauces donde se puede pescar en Álava. Así, en una nueva orden foral que se publicaba en el BOTHA del pasado lunes se reconocía que el mejillón cebra ya está extendido por el Embalse de Sobrón, el río Ebro, el embalse de Ullibarri Gamboa y el río Zadorra y recordaba las instrucciones que ha impartido la Confederación Hidrográfica del Ebro en cuanto a la limpieza y secado de los utensilios de pesca, e incluso se prohibía la utilización del pato.
Además, las nuevas normas preventivas limitan el empleo del elemento auxiliar llamado «sacadera, salabardo o redaña». Este elemento se empleará exclusivamente como ayuda para extraer de las aguas las capturas efectuadas con las cañas. En las zonas donde se haya declarado la presencia del mejillón cebra queda prohibida la utilización de estos elementos auxiliares (río Ebro, embalse de Sobrón, embalse de Ullibarri Gamboa y río Zadorra desde la presa de este embalse hasta su desembocadura en el río Ebro en todo su curso por Álava).
En el coto de cangrejo señal del Zadorra se permite el uso de reteles pero, una vez terminada la pesca, los arrantzales deberán pasar por el punto de desinfección de Eskalmendi, con el fin de limpiar los reteles y entregar los partes de capturas. El incumplimiento supondrá la anulación del resto de permisos de cangrejo que su titular haya obtenido a su nombre para la presente temporada, y la imposibilidad de obtener nuevos permisos en las dos temporadas siguientes, así como la apertura de un expediente sancionador.
La rápida propagación de estos moluscos resulta casi imparable, desde que entrara en nuestro país desde el Bajo Ebro, previsiblemente pegado a un barco que procedía de otros lugares. Hasta el momento se llevan gastados en nuestro país más de trece millones de euros en labores preventivas o de reparaciones ya que se reproduce todos los meses.
Su presencia condiciona también proyectos, como la construcción de embarcaderos, como el que se iba a instalar en Lapuebla de Labarca-Laguardia, dentro del proyecto de la Ruta del Ebro.