La Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras descarta contratar a ninguna empresa externa para la realización de controles de lobo en el Parque Natural de Ponga.
El departamento que encabeza Belén Fernández ha asegurado que «no ha contratado ni pensado contratar a ninguna empresa» para estos labores que, explicó, se están desarrollando por medio de la guardería de Medio Natural adscrita al Parque Natural de Ponga, aunque hasta el momento «no han tenido resultado positivo».
De esta forma, la consejería responde a las críticas vertidas por el alcalde de Ponga, el asturianista pero candidato por Foro Asturias, Cándido Vega, quien había asegurado que el Gobierno del Principado tenía intención de contratar a una empresa externa para realizar estos controles dado los malos resultados que estaban teniendo los realizados por la guardería.
El regidor pongueto entiende que esta contratación sería un «despilfarro» e, incluso, manifestó su temor a que la Consejería de Medio Ambiente hiciera «a dedo» la adjudicación. Para evitar este gasto «innecesario», Vega apuntaba la posibilidad de que fueran los cazadores locales quienes se ocuparan de estas tareas «de manera gratuita y totalmente eficaz». Cándido Vega entiende que la Junta del Parque de Ponga debería aprovechar el «conocimiento que poseen los cazadores locales sobre el terreno y sobre dónde pueden encontrar los ejemplares». Ante esta propuesta, la Consejería de Medio Ambiente no ha querido pronunciarse.
El Gobierno del Principado tiene intención de continuar los controles a través de la guardería del Parque Natural de Ponga y en cumplimiento del acuerdo alcanzado el pasado mes de marzo en el seno de una Junta del Parque Natural para acabar con la vida de cuatro ejemplares. Un compromiso hecho público por la propia viceconsejera con el que se satisfacen las exigencias tanto del Ayuntamiento de Ponga como de los ganaderos del concejo, aunque ha generado críticas por parte de los representantes ecologistas de la Junta, quienes entienden que es una medida «electoralista» para captar votos entre los ganaderos.