La caza y pesca furtiva es una
actividad cada vez menos practicada en la
comarca oriental. Así lo asegura el
personal del Servicio de Protección a la
Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil que
trabaja en la zona Este de Asturias.
Según aseguraban ayer desde este
cuerpo policial «hay un descenso
considerable» del furtivismo.
«Años atrás había
mucha proliferación de lazos»,
aunque este tipo de comportamientos ilegales
son cada vez menos frecuentes por parte de la
ciudadanía.
Aún así en el Seprona
sí que siguen detectando casos
«de forma puntual».
Quizás este tipo de irregularidades
persistan con más frecuencia en las
áreas costeras que en las de interior.
«Se sigue detectando furtivismo en
temas como el marisqueo con el percebe,
principalmente entre la zona de Llanes y el
límite con Cantabria», indican.
También se han constatado casos con
la angula. «Existe intrusismo de
pescadores que no tienen licencia para capturar
estas especies», añaden.
Aún así desde el Seprona
indican que «aunque son cuestiones a
las que se les llama furtivismo, no dejan de
ser infracciones administrativas».
El trabajo de este cuerpo policial
especializado en la protección del
medio ambiente se multiplica durante el
verano en el Oriente de forma proporcional al
incremento de población que
experimenta esta comarca durante la
época estival. «Durante el
verano se denuncian muchas irregularidades
con el tema de las acampadas ilegales»,
explican. Otra cuestión que les
está dando trabajo en los
últimos años es la
proliferación de negocios ilegales
vinculados a las actividades de turismo activo.
Se refieren principalmente «a la
instalación de chiringuitos ilegales en el
Sella» para la venta de bebida y comida
a las personas que descienden el río en
canoa. «Es algo que ha ido a
más en los dos últimos
años», aseguran.
Cebos envenenados
Una de las tareas que repiten con
frecuencia los agentes del Seprona es la de la
prevención de cebos envenenados.
«Cuando se detecta algún caso
de animales que han fallecido por esta causa
se hacen este tipo de batidas»,
recuerdan. Para ello cuentan con el apoyo de
efectivos de la Unidad Central de Servicio
Cinológico, con sede en Madrid,
acompañados de dos perros
policía especialmente adiestrados.
Acuden con cierta frecuencia al Oriente. La
última vez hace unos meses cuando
estuvieron en Amieva buscando posibles cebos
ante la aparición en la zona de varios
perros envenenados.
El control de la calidad de las aguas es
otro de los aspectos a los que dedican su
trabajo estos agentes. Y también en
esta materia «se está mejorando
muchísimo». «Con la
instalación de depuradoras se ha
notado una mejora importante, aunque
aún queda por hacer en los
núcleos rurales. Pero también
es cierto que las explotaciones ganaderas se
han concienciado mucho con el tema del
vertido de purines», aseguran.
Los agentes del Seprona, además
de proteger el medio ambiente,
también se dedican al cuidado de otras
cuestiones menos conocidas como son el
patrimonio histórico, algo que engloba
la vigilancia de los yacimientos
arqueológicos tan habituales en la
comarca o de edificaciones con algún
tipo de catalogación histórica.
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