Tocó madrugar, pero mereció la pena. Las sensaciones que dejó la primera jornada de la temporada de caza en Galicia fueron positivas y esperanzadoras; la población de conejo parece elevada, y ahora solo falta que el tiempo acompañe.
Y es que la jornada de ayer desplegó la peor meteorología posible para la caza; el calor intenso es el peor enemigo de los perros, que apenas son capaces de seguir los rastros de las presas. En los montes la estampa de ver a los cazadores dando agua a sus canes se convirtió ayer en habitual.
Con mayor o menor botín, las cuadrillas que ayer se echaron al monte, regresaron a casa con piezas, sobre todo de conejo, lo más abundante en los montes gallegos. Las primeras horas de la mañana fueron las más fructíferas y resultó relativamente sencillo levantar capturas a pesar de que los perros todavía no están rodados y de que la superficie de los montes es casi árida. De hecho, muchos cazadores reconocían que la primera jornada de la temporada sirve sobre todo para matar el gusanillo, entrenar con más seriedad a los canes, y que estos comiencen a abrir paso entre la maleza para futuras cacerías. Esperan que con un par de días más, y sobre todo con algo de lluvia, las capturas vayan a más, aunque el día de ayer tampoco fue para quejarse. «O tempo estivo malísimo para os cans, pero cazouse o suficiente e serviunos tamén para que os cans sigan entrenando», relataba Perfecto Barca, de Carballo.
El fuego en A Estrada
En el caso de los cazadores de la Sociedade de Caza e Pesca Río Ulla, en A Estrada, tuvieron que combatir más elementos que las altas temperaturas. Los incendios próximos a la zona cargaron el ambiente con rastros de las humaredas y pusieron en más apuros a los perros. Más allá de las once y media de la mañana era casi imposible levantar piezas, y la mayoría de los cazadores optaron por recoger hasta la tarde, o limitarse a pasear y examinar los monte, dejando a buen recaudo las piezas levantadas a primera hora.
En los montes de Lalín y Vila de Cruces las sensaciones fueron positivas, los trabajos de repoblación están dando sus frutos, y la población de conejo es abundante. Se cazaron un buen número de piezas, y la temporada se presenta esperanzadora. Más disgustados se pronunciaban algunos cazadores silledenses, que confiaban en que el primer día llegase con más piezas.
Lugo, un poco de todo
Otra de las grandes zonas de caza de Galicia, Lugo, mostró los mismos síntomas que Carballo o Deza. El verano de octubre fue el mayor enemigo que encontraron los cazadores.
En cuanto a presas, disparidad. En la zona de O Páramo, nulo el resultado para los que fueron al conejo. Se encontraron rastros, pero las presas estaban demasiado escondidas y no hubo oportunidad para disparar las escopetas. Los que optaron por perdiz, mayoritarios en esa zona, también tuvieron jornada de mucho caminar y poco cazar.
En la zona de Herbón, cerca de Becerreá, hubo más avistamientos de aves. Los cazadores que se desplazaron hasta allí, también acabaron hastiados con el exceso calor, que les obligó a hacer un alto en sus actividades entre el mediodía y las cinco de la tarde. Hubo algo de perdiz y caza mayor, toda vez que no es zona de conejo.
Con esta radiografía comenzó una nueva temporada de caza en la que se espera que cuando bajen las temperaturas, mejore.