Iosu Fernández. Me parece lamentable que comiences tu escrito denominando ‘escopeteros’ a un colectivo que aglutina a miles de guipuzcoanos. La caza está arraigadísima en el mundo rural; en los pequeños pueblos la densidad de cazadores es importante.
Hablas de la forma y fondos del señor Sarasketa. Ojalá hubiera muchos más como él que denunciasen las mentiras y negocios de los anticaza. Sueltas sin despeinarte apelativos como ‘cruel’ afición, mostrando un rechazo fanático hacía la caza y los propios cazadores. Te recomiendo que leas el libro ‘España herida de muerte’ y las reflexiones que en él hace sobre la caza su autor, Joaquín Araujo. O al maestro Miguel Delibes, que en su libro ‘El último coto’ aludió a la gestión de Adecap y los cazadores vascos, calificándolos como ejemplo de andar por la vida y por el monte. Como dice Sarasketa, «memeces de nuevos mesías» y no le falta razón.