Como cada año, el 15 de agosto, comienza la media veda y los cazadores con sus perros han vuelto a los campos y rastrojeras de páramos vegas y oteros.
16/08/2016 | Diario de León | Pedro Vizcay
La apertura de la temporada se produce en una fecha muy especial, en pleno periodo vacacional y con los pueblos repletos de esos veraneantes que, en su mayoría, retornan por unos días a la localidad que les vio nacer. Por eso no resulta extraño que los aficionados acudan de forma masiva a su cita con la codorniz, la más pequeña de las gallináceas que se cazan en España.
La madrugada se presentaba con temperatura más fresca de lo normal, con una tarde-noche anterior de fuertes tormentas a veces acompañadas de aguaceros. Esta situación suele ser positiva en la caza de la codorniz, pues las aves prefieren las rastrojeras a la humedad del maíz o los cultivos. Sin embargo, con la salida del sol, el intenso calor ha apretado de nuevo y sobre las once de la mañana la mayor parte de aficionados ha suspendido las cacerías.
Mucho se había especulado en las tertulias sobre la cantidad de codorniz que iba a haber esta temporada. La entrada de primavera había sido buena, pero la climatología no había sido propicia para que la pequeña gallinácea se asentase y nidificase con normalidad. A tenor de los muestreos realizados telefónicamente a las once de la mañana un promedio de tres o cuatro codornices por cazador sería acertado. Haciendo un recorrido por la geografía provincial podríamos decir que se ha cazado mejor en los secanos, con ‘piñas’ aceptables en la zona de Joarilla o del Cea. Mucho peor se ha cazado en el Páramo y mal también en las vegas del Esla y del Porma, donde las cuatro codornices pueden ser el promedio, si bien ha habido cazadores que con un buen perro han sobrepasado esta cifra. Tampoco en la comarca astorgana se ha cazado bien.
A los aficionados les espera una media veda bastante difícil, en especial a los que no dispongan de un buen perro astuto y experimentado. Los rastrojos apenas tienen codorniz y hay que buscarlas en los ‘adiles’ o perdidos, con abundante maleza o en las cunetas.