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La caza del lacero más huidizo

Los agentes medioambientales
adscritos a la Conselleria de Agricultura acaban
de culminar una de las operaciones
más costosas y duraderas del cuerpo
que se dedica a la protección del medio
natural y al control y erradicación de la
caza ilegal.

La actuación tuvo lugar en el cauce
del río Montnegre, en el
término municipal de Jijona,
próximo ya al de Alicante, en una zona
protegida ZEPA durante la madrugada, ya que
el dispositivo tuvo que establecerse durante
tres largos meses, noche y día, debido
a los movimientos «huidizos y
extraños» que realizó el
experto en capturas prohibidas con
lazos. 

 

Según la denuncia interpuesta por
el cuerpo de Agentes Medioambientales y
facilitada a este diario por la Conselleria de
Agricultura, el cazador fue sorprendido e
identificado después de muchas noches
de vela por parte de los también
conocidos como guardas forestales de la
Generalitat. La operación se
inició hace tres meses en el río
Montnegre en una zona ZEPA, incluida dentro
de un monte público de titularidad
municipal declarado como coto de caza. 

 

Los lazos, hasta cinco, estaban bien
camuflados en el centro de una
repoblación de pinar y, aprovechando
algunos árboles, había hecho un
pequeño vallado de unos quince metros
cuadrados con alambres, ramas, troncos,
arbustos y espinos, así como unas
gateras para dejar los lazos. 

 

En el perímetro descubierto, el
cazador, que, tras ser identificado,
reconoció ser el propietario y
responsable de la instalación de los
lazos, había gateras abiertas para
poner los cables, hasta cinco distintos. Como
cebo para los animales ungulados
(fundamentalmente jabalíes y cabras
arruis, aunque no se descarta que
también capturara algún
muflón o incluso ciervo) usaba
«abundante gasoil, maíz,
almendras, uvas e higos y los ponía en
el interior del recinto vallado, para que
así los animales tuvieran que entrar a
buscar la comida al interior». 

 

Los guardas hallaron a pocos metros un
pino con una silla y otro pino donde
había cámaras de vigilancia.
«Llama la atención el camuflaje
de las escaleras en el tronco del pino»,
añade el relato de la denuncia de los
agentes de Medio Ambiente. 

 

Los agentes deducen que, por el aspecto
de las rama, el uso de la senda dentro de la
pinada y otros indicios hallados, el denunciado
puede llevar varios años cazando en la
zona. Creen que podría haber
capturado varias decenas de animales, en
especial jabalíes y cabras arruis (o del
Atlas), porque en las últimas
cacerías legales de ese coto,
celebradas en el último otoño e
invierno, no se ha abatido ni una sola pieza de
caza mayor, según la
Conselleria. 

 

Tras muchas horas de seguimiento y
previa autorización de la directora
territorial de Medio Ambiente, Carmen
Catalá, se decidió intervenir
cuando, por los indicios hallados,
después de dar caza a un animal
había dejado los lazos de nuevo
activados, lo que le obligaba a volver en pocas
horas o días. Hasta ese momento, tras
capturar un ungulado, dejaba desactivados los
lazos prohibidos durante un tiempo, lo que le
evitaba tener que vigilarlos con periodicidad y,
por otra, le permitía variar sus horarios
para poner nuevos cebos y comida. Los
agentes, no obstante, ya lo tenían
fichado, porque realizaron seguimientos desde
la lejanía con medios ópticos y
ocultando sus vehículos oficiales,
además acceder a pie por rutas
alternativas. 

 

Los agentes decidieron apostarse a diez
metros del vallado desde las 5.30 de la
madrugada para sorprender ‘in situ’ al cazador
furtivo una hora después. F. J. G. G.,
el denunciado por la Conselleria, de mediana
edad y residente en Alicante, subió a
Montnegre a revisar los lazos con una linterna
encendida que llevaba incorporada a una lanza
de 161 centímetros y 31
centímetros de cuchilla cortante para
acabar con los animales enganchados. 

 

La Conselleria no descarta que
además de los ungulados, haya
capturado en los últimos años
especies protegidas como jinetas y tejones.
«La tenencia y uso de lazos o artes no
selectivos, así como cebar la caza con
productos contaminantes como el gasoil
está totalmente prohibido en el
Código Penal, en la ley de Caza y en la
Ley de Patrimonio Natural; por ello la
Conselleria tramita las correspondientes
denuncias». Ahora, los agentes
investigan en otros parajes protegidos, como el
Maigmó, las andanzas del lacero
más huidizo, al haberle avistado por
esa zona. El artículo 336 del CP
prevé pena de prisión de cuatro
meses a dos años o multa de ocho a 24
meses e inhabilitación para el ejercicio
del derecho cinegético al cazador
cazado.

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