Frecuentemente escuchamos que la caza es un deporte, lo considero una equivocación, quizás interesada. Es posible que el error venga del concepto “cazar deportivamente” cuando se debería decir “cazar responsablemente”.
Cazar es un instinto natural, que nos acompaña desde el origen de la humanidad, somos cazadores por naturaleza. Ya en el paleolítico éramos nómadas, vivíamos de la caza y de la recolección.
La caza fue un elemento muy importante en la creación de las sociedades humanas y en el desarrollo del lenguaje. Nunca hemos dejado de ser cazadores, así lo demuestran las pinturas rupestres y la historia, la caza es una actividad que siempre ha acompañado a la humanidad.
La caza es un instinto y una pasión que forma parte de nuestra naturaleza humana. Pertenecemos, como todas las especies animales y vegetales, a una pirámide ecológica en la cual la supervivencia está garantizada por la depredación de unas especies sobre otras. Respetar y aceptar este principio es respetar el orden natural.
Esto hace de la caza una actividad, no solo legal, sino, lo que es más importante, LEGÍTIMA. Actualmente no podemos ignorar que también supone una labor de control, necesaria para el correcto equilibrio medioambiental, limitación de daños y prevención de accidentes.
La caza no es un deporte, es anterior a la existencia de los deportes, definidos por la RAE como “Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”. Son inventos humanos, casi todos desarrollados en el siglo XIX, con normas y reglamentos artificiales.
Una prueba, para mi irrefutable, es que el Comité Olímpico Internacional nunca ha incluido la caza como deporte en los Juegos Olímpicos, cuando si admite el Tiro Olímpico en sus diferentes modalidades de precisión y plato.
Solo en una ocasión, en los Juegos Olímpicos de 1900 en París, el Tiro de Pichón fue admitido, actualmente el COI, no reconoce aquellos resultados, pero nunca, repito, nunca la caza.
La caza si se convierte en deporte cuando se realiza de forma competitiva, sometida a unos reglamentos artificiales y a veces difíciles de defender en la actualidad. ¿Cómo se puede defender la muerte de un animal por “juego o competición”?
En la caza “deportiva”, las competencias son exclusivamente de la Federación Española de Caza, así es legalmente y así lo aceptamos, pero no admitimos el interés que tiene permanentemente, esta Federación en controlar también la caza natural y el intento, permanente, de obligar a todos los cazadores a estar federados y tener su seguro de responsabilidad.
Es como si para viajar con la familia tuviésemos que estar federados y tener el seguro de la Federación de Automovilismo, o para desplazarnos en bici por la ciudad fuese necesario estar federado en ciclismo.
Es una pretensión que va en contra de la libertad de asociación, defendida en nuestra Constitución.
En ADECANA respetamos a aquellas personas que quieren practicar la caza deportiva y participan en competiciones, así como a quienes las organizan, pero exigimos respeto para los cazadores que, alejados de un espíritu competitivo, ejercen su derecho a cazar siguiendo nuestro ancestral y natural instinto y regidos, exclusivamente, por las leyes de la naturaleza.
Miguel Iñigo Noain
Ex presidente de ADECANA