Casi mil arruis
abatidos en la reserva regional de
caza de Sierra Espuña
durante los últimos
meses:exactamente 956, a los que
hay que sumar otros 307
ejemplares eliminados en otros
puntos de la Región.
Estos son los primeros
resultados de la estrategia de la
Dirección General de Medio
Ambiente para mantener a raya al
muflón del Atlas, que ayer
conocieron los miembros de un
grupo de trabajo en el que
están representados todos
los sectores afectados por la
presencia de este ungulado
exótico, expandido ya
sobre unas 70.000
hectáreas de la
Región (datos oficiales de
la Comunidad
Autónoma).
Se trata del balance de las
medidas urgentes anunciadas en
junio por la directora general de
Medio Ambiente, Encarna Molina,
cuando presentó un plan
para reducir drásticamente
la población de este
mamífero introducido en
Sierra Espuña hace
más de cuarenta
años; un nuevo modelo de
gestión, explicó el
Gobierno regional, motivado por la
necesidad de garantizar una mejor
conservación de los valores
naturales del parque, evitar
daños en los cultivos y
favorecer la expansión de
la cabra montés, el
ungulado autóctono.
Los responsables de Medio
Ambiente no pudieron ayer ofrecer
una cifra fiable acerca del
número de arruis que
quedan en Sierra Espuña,
aunque estimaron que la cifra
puede estar ya cerca del
máximo contemplado por el
Plan de Ordenación de
Recursos Naturales (PORN) del
parque: unos 300. La cantidad
exacta se conocerá
próximamente, puesto que
la Comunidad realizará en
octubre el censo de la especie; en
función de los resultados se
establecerá el calendario de
caza en la reserva regional y el
número de ejemplares que
pueden ser cobrados –la
actividad cinegética fue
suspendida hasta limitar la
presencia de la especie a lo
estipulado en el PORN, la
normativa que regula los usos
permitidos en el espacio
protegido–.
Áreas de
confinamiento
Una vez realizado el censo de
arrui, los siguientes pasos
serán estudiar todas las
afecciones que genera su presencia
en la Región
–interacción con
otras especies, daños en la
flora protegida, intrusión en
fincas de cultivo– para
determinar su área de
confinamiento –es decir, en
qué lugares estará
permitida su presencia– y
terminar con un documento
técnico de gestión
en el plazo aproximado de un
año. Medio Ambiente no
descarta eliminar la reserva de
caza o ceder su gestión,
puesto que hasta el momento ha
resultado deficitaria.
Los representantes de los
hosteleros y del sector
cinegético presentes en la
reunión volvieron a criticar
la decisión de la
Comunidad de llevar al
mínimo la población
de arrui, por entender que se trata
de un recurso económico
rentable para la comarca. El
representante de los ecologistas
sí se mostró de
acuerdo con este nuevo rumbo y
solicitó que se elabore
también un plan
estratégico para la cabra
montés.
La subdirectora de Medio
Natural, Inmaculada
Ramírez, insistió en
que rebajar la población de
arrui es necesaria para cumplir la
normativa del parque y que se
buscará una
solución «de
equilibrio» entre todos los
sectores interesados.