Los técnicos y expertos de Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia y de la Fundación Oso Pardo ven con optimismo el futuro de la población de osos en la Cordillera Cantábrica debido a la creciente evolución, cuya población podría situarse en los 190 animales entre la zona occidental y la oriental, según los últimos datos de consenso científico, de los que entre 27 y 28 son hembras con crías.
En la actualidad, y a falta de que se conozca el censo de 2010, en la Cordillera Cantábrica residen en torno a 24 osas con sus oseznos en la población occidental (Asturias, Alto Sil, Ancares y Lugo), lo que eleva la estimación del número total en esa zona a unos 160, una cifra que evidencia de que los actuales protocolos de mantenimiento de la especie se están desarrollando correctamente, según el jefe del Servicio de Espacios Naturales de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, Javier Ezquerra, quien advierte a su vez de la dificultad de contabilizar todos los osos, ya que se mueven individualmente.
Por lo que respecta a la población oriental (Cantabria, Montaña Palentina y Montaña Oriental Leonesa), se han avistado entre tres y cuatro hembras con crías, lo que significa que rondan la treintena. Para elaborar esta estimación se tiene en cuenta que paren cada dos años, mientras que los osos adultos suelen pelear por los territorios y eso les cuesta más de una vida. Aunque estos datos aún no son oficiales, el optimismo es evidente entre los expertos, ya que en 2009 (últimos contrastados) se pudo constatar la presencia de 21 hembras totales -siete menos que en la actualidad- acompañadas de crías del año, de las que 18 correspondían al sector occidental y tres al oriental, con una media de 1,76 oseznos por madre.
Todo ello augura buenas noticias para los osos, ya que según los datos de la Junta, la evolución de los parámetros demográficos de toda la Cordillera Cantábrica son compatibles con los de una población en crecimiento. Igualmente, y según Ezquerra, el seguimiento y localización constante de la especie permite ser conscientes del incremento de ubicaciones de oso pardo fuera de su área de distribución habitual en la Cordillera Cantábrica, ya que se detectan cada vez más ejemplares en lugares que llevaban décadas sin pisar, como en la comarca leonesa de Babia.