La Diputación busca fórmulas para dar un giro a la maltrecha situación del agro vizcaíno. Una de las propuestas impulsadas, aunque todavía se encuentra en fase embrionaria, es la creación de un banco de tierras que posibilite el acceso al sector de jóvenes emprendedores interesados en vivir del campo.
Entre las primeras medidas adoptadas para activar el plan se encuentra la adquisición de una parcela de cuarenta hectáreas aproximadamente en Busturia. La explotación, conocida como Zabalagoiko, cuenta con 328.506 metros cuadrados de pradera, 19.818 de pastizal, 1.276 de huerta y 34.478 de monte y ya se encuentra a disposición de las nuevas generaciones de baserritarras. «Es una alternativa para que puedan abrirse un hueco en el sector primario en un momento de crisis como el que nos encontramos», afirmaron portavoces forales.
Esta no es la única propiedad que ha comprado en los últimos tiempos con el objetivo de cederla posteriormente para su explotación. Dispone de otras 42 hectáreas repartidas por las localidades de Trapagaran, Abanto, Arrigorriaga y Ortuella, aunque para que el proyecto tenga éxito necesita más y requiere la colaboración de los baserritarras. «Los que no utilicen sus terrenos, tal vez porque se van a jubilar o porque los han recibido como herencia y no saben qué hacer con ellos, recibirán una compensación por la cesión. De esta forma, contribuiremos al relevo generacional», añadieron.
El llamamiento, sin embargo, no ha calado y, hasta el momento, no se han producido aportaciones privadas. «Hemos adquirido una mínima cantidad de suelo para impulsar el fondo de tierras y ahora les corresponde dar el paso a los dueños que no usan las huertas», recalcan. Los agricultores encuentran «serias dificultades» para conseguir nuevas fincas debido al alto precio de las tierras y «se da la circunstancia de que junto a una explotación en activo hay parcelas que se encuentran abandonadas y presentan riesgo de incendios o de plagas», aducen.
Evitar la especulación
El funcionamiento del banco de tierras es bastante sencillo. Las personas que dispongan de terreno agrario en desuso deberán ponerse en contacto con una Oficina de Intermediación para ceder de forma voluntaria su parcela. Además de particulares, también pueden participar instituciones públicas como los ayuntamientos. En el lado opuesto, se sitúan los nuevos baserritarras que buscan un espacio para intentar labrarse su futuro en el campo.
A la hora de la concesión, «se priorizará a los jóvenes, se valorará acogerse a un servicio de monitorización, y que el terreno solicitado se encuentre próximo a otros ya explotados», enfatizan. Los terrenos se cederán en régimen de alquiler y la duración de los contratos será por un periodo mínimo de cinco años, prorrogables. Asimismo, con el fin de evitar cualquier tipo de especulación, se ha creado una comisión técnica que se encargará de determinar un precio justo mensual en función del uso del terreno. En ella estarán representados los departamentos forales de Hacienda y Agricultura, así como la Asociación de Municipios Vascos -Eudel- y los sindicatos Ehne y Enba.