La indignación mundial
por la matanza ilegal del león
«Cecil» en Zimbabue, cometida
por un dentista estadounidense, ha llevado a
una prohibición que está
poniendo en peligro una industria que da
trabajo a por lo menos 5000 personas y de la
que se esperan ingresos por 40 millones de
euros este año.
La industria de la caza en Zimbabue
consiste en recibir turistas, provenientes
principalmente de Estados Unidos, para
disparar contra todo tipo de animales, de
elefantes a monos y puercoespines por una
tarifa. La caza mayor, que incluye a los
leones, cuesta decenas de miles de euros. Los
leopardos normalmente son perseguidos, pero
no asesinados, por perros.
«Algunos cazadores ya llegaron,
otros continúan llegando. Todo esto
significa una pérdida y es una
pérdida irrecuperable, tanto para los
operadores de safari como para el
Departamento de Parques», explica
Emmanuel Fundira, director de la
Asociación de Operadores de Safari.
«Esto fue un incidente aislado. No
aprobamos la caza ilegal y esto ha generado
un efecto negativo en nuestras
operaciones». El país ha emitido
permisos para la caza de 70 leones este
año, menos que los 100 recomendados
por la Convención sobre Especies
Amenazadas de las Naciones Unidas.