La muerte digna
Este animal no nació en cautividad, ni tampoco pasó su vida encerrado en una jaula. No se alimentó con sustitutos ni fue hormonado. No murió en un matadero. Ni su carne fue empaquetada con plástico ni desechada porque caducó.
Esta es la digna muerte de un animal silvestre, que nació y vivió libre, que se alimentó del pasto fresco y vio amanecer cada mañana. Que andó las veredas y peleó por las hembras. Y una tarde de Diciembre, tras una vida vivida, murió antes de que la cornamenta tocara el pasto, en silencio. No sintió miedo, ni dolor. Su carne alimentó a una familia. Su muerte dio trabajo al vaquero, al hotel, a la tiendita y al bar del pueblo, al de la gasolinera y al de la armeria…
La gestión del rancho donde vivió evitó dos incendios y dio de beber a garcetas, linces, armadillos, precaris, conejos y más animales cuando la sequía apretaba.
¿Existe en nuestro mundo una muerte más digna que la caza?