Las densas nieblas que se
están produciendo, especialmente en la
zona sur de la provincia, han conseguido
paralizar buena parte de las jornadas de caza.
Hacia el norte las nieblas han sido menores,
pero aun así se han dejado sin efecto
un buen número de monterías
que se realizarán, si es posible, en
fechas posteriores.
A pesar de lo avanzado de la temporada
siguen viéndose buenos bandos de
perdices, lo que confirma la buena
campaña que se está viviendo.
Otra cosa bien diferente es el que se consigan
abatir.
El instinto de conservación de las
«patirrojas» las hace cambiar de
«querencias» y mostrarse muy
esquivas arrancando fuera de tiro. Tan solo
una mano de cuatro o mas escopetas, bien
organizada, consigue tras varios levantes que
alguna arranque a tiro. El problema es que son
muchos los acotados que limitan el
número de cazadores «en
mano». Pero lo que pone dificultades al
cazador beneficia a la perdiz, lo que resulta
positivo a largo plazo.
Curiosamente, y tras analizar los
años de abundancia de perdiz, se llega a
la conclusión de que coinciden con los
años en los que también abunda
el topillo campesino. Esta observación
pone en evidencia que agricultura y caza no
suelen ir de la mano. Las modernas
técnicas agrícolas y la
mecanización del campo son nefastos
para la riqueza cinegética, el topillo es
malo para el agricultor pues se come los
cultivos, pero es bueno para perdices y liebres
pues evita que los depredadores concentren su
actividad en las piezas cinegéticas.
Esta temporada, en la que, sin llegar a plaga,
han abundado los topillos, los bandos de perdiz
apenas han tenido bajas. Puede haber los
mismos bandos pero mucho más
nutridos. Y lo mismo sucede con la liebre.