Los seis cerqueros asturianos que se dedican a la pesca de la anchoa en el Golfo de Vizcaya aún tendrán que esperar unas semanas más para conocer como se estructurará la actividad en el caladero a partir del año 2011.
La falta de acuerdo en Bruselas, sobre el plan de gestión que debe regular la pesca del bocarte, ha generado aún más incertidumbre en la flota, que actualmente pesca chicharro y sardina en las costas asturianas y que volvió a faenar esta primavera en el caladero, tras cuatro años de veda.
Los armadores se han llevado esta semana una nueva decepción ante la falta de acuerdo en Bruselas para diseñar y aplicar un plan de gestión similar al que ya existe para especies como la merluza o el jurel. Los pescadores asturianos se muestran partidarios de establecer cupos de capturas que garanticen la viabilidad de la pesquería a medio y largo plazo.
La campaña del pasado verano finalizó con menos capturas de las esperaras y precios inferiores a los de otras campañas. Los armadores opinan que el prolongado cierre del caladero ha jugado en su contra, porque las empresas conserveras han buscado abastecimiento en otros mercados.
El bocarte ha sido tradicionalmente una de las especies que han dejado mayor valor añadido en los puertos asturianos. El sector pesquero confiaba en que a finales de este mes iba a conocer la cantidad de anchoa que podría pescar el próximo año, hasta el 30 de junio.
A pesar de las dificultades la comisaria de Pesca, la griega María Damanaki, ha expresado su confianza en que en las semanas que quedan antes de que el informe se someta a la votación del pleno -a finales de noviembre- sea posible « disponer de una posición negociadora más favorable ante la Comisión».
Un grupo de parlamentarios europeos considera que el consejo de ministros trata de esquivar los nuevos poderes de «codecisión» de los diputados en materia pesquera.