La Reserva Regional de Caza Sierra de la Demanda, una de las diez que existen en Castilla y León y que tienen su origen en las Reservas Nacionales, sacará a subasta el domingo 17 en Fresneda de la Sierra Tirón los permisos de entrada para poder practicar este deporte en la reserva burgalesa durante la próxima campaña cinegética, que arranca en el mes de abril y finaliza en febrero del 2014.
En total se subastarán 144 permisos divididos en tres modalidades diferentes: becada, recechos de ciervo y corzo, y batidas de jabalí (jabalí-cierva y jabalí-ciervo-cierva), teniendo cada una de ellas unos precios distintos y unas especificaciones a la hora de llevarse a cabo.
Esta Reserva Regional de Caza, de 75.167 hectáreas, engloba a 20 términos municipales y tiene 27 cuarteles. En cada cuartel se decide cuáles serán las especies sobre las que se podrá ejercer el aprovechamiento, estando cada caso particular detallado en el listado de permisos por cuartel. Este Plan de Caza es el resultado de un minucioso trabajo que a lo largo de todo el año van desarrollando los celadores en sus cuarteles de caza.
La especie cinegética por excelencia en la Reserva es el corzo, no sólo por la calidad de sus trofeos, sino por lo atractivo de los recechos, aunque también hay buenos ejemplares de jabalíes y ciervos, que se extienden por las tres sierras que componen esta Reserva, Sierra de Mencilla, Sierra de Neila y la que le da nombre, la Sierra de la Demanda, eminentemente montañosa y con un 75% de su superficie forestal.
Los permisos se subastarán a través del procedimiento mixto, admitiéndose tanto pujas por escrito como a mano alzada, siendo la cantidad mínima de las pujas a mano alzada sobre la entrada u oferta por escrito y siguientes de 30 euros para los recechos, 10 euros para la becada y 50 euros para las batidas. El adjudicatario provisional de cada permiso será aquél que presente la oferta de mayor cuantía. Los permisos que pudieran quedar desiertos serán adjudicados posteriormente de forma directa por cada entidad local propietaria del citado permiso. En temporadas anteriores los Ayuntamientos ingresaban el 100% de lo que se generaba con los permisos de caza y sus respectivas cuotas complementarias, sin que recayese sobre ellos ningún gasto. A partir de ahora recibirán el 85%, mientras que el 15% restante se ingresará en el Fondo de Mejoras de los montes para que la Administración lo reinvierta en la Reserva realizando trabajos destinados a mejorar la calidad de las especies, mejoras de su hábitat, etc.
Una vez adquiridos los permisos existen unas normas generales que deben de cumplir todos los cazadores que participen en ellas, entre ellos la posesión de seis documentos originales: el permiso comprado en la subasta, la licencia de caza de Castilla y León, el permiso de armas, guía de pertenencia del arma, seguro de caza y documento acreditativo de la personalidad (DNI u otro). Además, existen otros específicos según la modalidad de caza en la que se participe, como explica el celador Felipe Cerezo, responsable de los cuarteles de Huerta de Arriba y Tolbaños de Arriba, mientras nos guía, como hace con lo cazadores habitualmente, por algunos de los rincones de esta Reserva para que podamos conocerla de primera mano.
Becada. La becada, también conocida como sorda o chocha, es un ave migratoria de invierno, muy valorada en la Reserva y apreciada sobre todo por los aficionadas vascos. «Se está pagando mucho dinero por disparar a la becada, es donde más piques hay entre los asistentes a la subasta. El año pasado se llegaron a pagar hasta 700 euros por permiso por día y luego hay que sumar los 20 euros que deben abonar por cada animal abatido», explica Cerezo. Una cifra, la de 700 euros, nada despreciable teniendo en cuenta que su precio de partida es de 250 euros.
En este caso, el permiso estará compuesto por uno o dos cazadores, que podrán ir con un máximo de cuatro perros, dos por cazador, y siempre acompañados por el celador de la Reserva. «El cupo de piezas a abatir es de cuatro becadas para permisos disfrutados por dos cazadores y en el caso de que sea un único cazador el que disfruta del permiso, el cupo se reduce a tres becadas. Los cazadores que compartan el mismo permiso de caza deberán cazar agrupados y el horario máximo de duración de los permisos es de 9 horas a 17 horas», explica el celador.
Rececho. Durante la caza a rececho el cazador siempre va acompañado de un celador, cuyas decisiones debe asumir. Será éste también quien le guíe, durante el amanecer o el atardecer, hasta que tenga a tiro a la pieza, en esta caso corzos o ciervos.
«La crisis también ha llegado a la caza y se puede observar en el precio de salida de ambas especies. En el caso del corzo ha bajado de 800 a 500 y en el del ciervo de 900 a 700», explica Felipe Cerezo, que, sin entrar en detalles, recuerda que algunas de las personas que ha guiado en la caza venían a practicarla con guardaespaldas.
El permiso de rececho da derecho a cazar un único ejemplar; para ello, el titular del mismo dispone de tres días, y cada uno de ellos el celador le debe mostrar dos ejemplares. Si el cazador no quiere disparar al animal que se le ofrece, se va de vacío y no tiene más opciones.
Pero una vez que se dispara, pueden darse dos circunstancias, que haya sangre, es decir, que se haya dado al animal, o que no la haya. En el caso de que haya sangre se buscará la pieza y se liquidará, es decir, el cazador, además del permiso por día, debe pagar la pieza que ha matado, cuyo precio depende de unos baremos, llegando a sobrepasar en algunos casos con creces los 1000 euros.
Si no se ha llegado a alcanzar al animal con el disparo, el celador brindará al cazador la oportunidad de disparar sobre un segundo ejemplar. Si se repite el lance sin que se haya producido sangre, se dará por finalizada la cacería.