La licencia de armas es el
documento obligatorio que deben solicitar los
interesados en llevar o poseer un arma de
fuego.
Nadie podrá tener una pistola o
una escopeta bajo su custodia si la
Intervención de Armas y Explosivos de
la Guardia Civil no lo autoriza. Esta norma se
aplica a las pistolas y revólveres
incluidas en las licencias tipo B, a las armas
destinadas a la vigilancia y guarderías
de la categoría C, las de caza mayor
que se corresponden con las licencias D, las
escopetas de caza de tipo E y las F que se
pueden usar solo en campos de tiro.
No tener antecedentes penales es uno de
los requisitos que tiene que acreditar el
solicitante con el certificado en vigor. En este
sentido, las renovaciones de licencias
denegadas porque el titular no ha pasado el
psicotécnico o porque ha cometido un
delito alcanzan los 60 casos en el primer
trimestre de este año en lo que se
refiere a las licencias de tipo E. Son 225
denegaciones menos que en el mismo periodo
del año pasado, lo que supone un 80%
menos, según los datos de la
comandancia de la Guardia Civil de A
Coruña. Si se comparan las cifras de
todo 2013 -el último año del que
hay estadísticas cerradas de la
Delegación del Gobierno en Galicia-
respecto a los de 2009, la cifra de licencias de
escopetas de caza revocadas casi llegó
a duplicarse, al pasar de 299 a 527 casos. Esta
tendencia ha cambiado entre enero y marzo de
2015 a pesar de que la delincuencia en la
comunidad gallega, según el Ministerio
del Interior, repuntó un ligero 0,2% en
el primer trimestre de este ejercicio.
El mismo ritmo decreciente se mantiene
también en las sanciones impuestas
por infracciones relacionadas con el reglamento
de armas. De enero a marzo, los agentes
abrieron casi un centenar de expedientes
administrativos sancionadores que aún
así son casi la mitad que los
gestionados en los tres primeros meses de
2014. Entre 2009 y 2013 bajaron en un 45%,
de 2.859 a 1.592.
Aparte del certificado de antecedentes
penales, para tener un arma en propiedad es
necesario presentar una solicitud, un
certificado médico de aptitudes
psicofísicas y el justificante de pago de
tasas. La tenencia legal de las armas debe
documentarse además con la
guía de pertenencia del arma que le
acompañará en los casos de uso,
depósito y transporte. Este proceso
tendrá que repetirse cada cinco
años -tres en el caso de las armas
cortas y de tiro deportivo- cuando los
propietarios pasen revista a sus armas y
acudan a renovar las licencias. Solicitar un
permiso por primera vez cuesta casi 15 euros y
cada renovación más de 11, a
lo que hay que sumar los 7,4 euros para
obtener la guía de pertenencia y los
92,9 de las pruebas de capacitación
para obtener el certificado para licencias de
armas para caza mayor o menor. Los usuarios
están obligados también a
guardar sus armas en un lugar seguro en su
domicilio como un armero o caja fuerte cuyos
precios oscilan entre 180 y 1.000 euros. Y
tienen que presentarlas a las autoridades o a
los agentes cuando se las requieran porque en
cualquier momento pueden reclamar su
comprobación. Todos estos requisitos y
el coste que conllevan han provocado una
caída del 6% en los últimos
seis años en el número de
autorizaciones concedidas.
Los precios que hay que abonar y los
trámites necesarios para renovar y
mantener las armas son algunos de los
motivos que explican que los titulares con
permiso en la actualidad sean 135.528, casi
8.000 menos que los 143.497 contabilizados en
2009. El descenso más acusado se da
en las de tipo F porque en esta
categoría la normativa es más
restrictiva y entre otros requisitos exige a los
propietarios estar federados y supone un coste
adicional aparte de las tasas.
Las licencias tipo E que se conceden para
la tenencia de escopetas de caza menor
representan con 114.489 permisos el 85% del
total, una cifra que desde 2009 bajó en
un 2% al registrarse 2.156 menos. En el caso
de las armas para caza mayor los permisos se
mantienen casi invariables y alcanzan las
15.674 autorizaciones, al igual que en las
4.424 concedidas para la práctica de
tiro deportivo, que son solo 20 más
que las tramitados durante el año
pasado.
De las 208.994 armas reglamentarias en
Galicia, solo 800 son cortas y unas 2.883 son
específicas para tiro deportivo. La
mayoría las usan los cazadores que
tienen licencia para tener las 179 escopetas
para caza menor y las 10.647 para caza
mayor, las 7.182 carabinas y las 29 ballestas
contabilizadas en la comunidad. De la misma
forma que decrecen las licencias E para caza
menor también las armas de este tipo
son casi un centenar menos que antes de la
crisis. Los cazadores prefieren ahora armas
para caza mayor y de hecho hay 2.000
escopetas más de tipo D registradas
que en 2009. Tres de cada diez armas
pertenecen a usuarios de la provincia de A
Coruña donde la Guardia Civil tiene
registradas unas 66.095, una
proporción similar que suponen las
56.744 contabilizadas en Pontevedra. El resto
se reparten entre las 49.146 concedidas en
Lugo y las 37.009 en Ourense.