La sociedad monfortina de caza y
pesca Val de Lemos se planteaba hace
veinticinco años la creación de
una nueva reserva de caza en la zona.
La cuestión se trató en una
asambla celebrada por la entidad en diciembre
de 1990, en la que se abordaron
además la organización de
batidas de zorros a partir del 6 de enero, la
repoblación de diversas zonas con
perdices y la roturacón y siembra de
terrenos para favorecer el hábitat de
las especies cinegéticas.
También se acordó acondicionar
una finca de cría de conejos para lograr
el autobastecimiento.
En el referido encuentro de Val de Lemos,
asimismo, se decidió trasladar la
mayoría de las perdices que la
sociedad tenía entonces en una reserva
situada en la carretera de Guntín para
repoblar otras zonas que entonces eran
deficitarias.
En esa época, la sociedad
cinegética monfortina acababa de
integrarse en una mancomunidad que agrupaba
a cotos de Sober y Tuiriz. Asimismo,
había creado una comisión de
socios encargada de analizar
periódicamente los principales
problemas de este colectivo
Acogida favorable
Uno de los integrantes de esta
comisión, Mario Lois Pérez,
señalaba a este respecto que la puesta
en marcha de la citada mancomunidad, pese al
problema de los «localismos»,
había encontrado «unha acollida
favorable» entrr los cazadores de la
zona.
Por otra parte, los cmiembros de la
asociación calificaban de
«buena» la temporada
cinegética de ese año,
especialmente en sus principios, ya que en la
zona se había podido ver bandos de
más de una docena de perdices y la
ausencia de la peste había favorecido
una presencia abundante de conejos durante
los meses del otoño. Las bajas
temperaturas de las últimas fechas
habían tenido incidencia en la
aparición de arceas.