“Si no mejora la situación actual, la caza menor dependerá, a no muy largo plazo, de sueltas de animales procedentes de granjas cinegéticas”. La frase, contundente, es de Mariano Anchuelo, jefe de la sección de Vida Silvestre [Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta].
Por desgracia, su opinión no es la única que no va en ese sentido. José Luis Gómez, delegado territorial de la Federación de Caza en Segovia, dice que “con tanta perdiz de granja que se está echando en los cotos de caza estamos haciendo desaparecer la perdiz autóctona”. Mantiene la teoría de que la perdiz de granja está transmitiendo enfermedades a la ‘salvaje’. “Veo un futuro negro para la caza”, sentencia Gómez.
En el campo, el cazador de a pie firma las tesis de Anchuelo y Gómez. En Pedraza, Diego Blanco asegura que “al ritmo que se va”, la perdiz autóctona “desaparecerá antes que después”. De hecho, él enumera los cotos de caza de la comarca en los que ya es habitual realizar una suelta para que, llegado el fin de semana, los cazadores puedan cobrar alguna pieza.
En vísperas del arranque de la temporada de caza menor [el periodo hábil va desde el cuarto domingo de octubre —día 24— hasta el 31 de enero], Anchuelo, Gómez y Blanco resumen el ambiente de desánimo que cunde entre los cazadores, un colectivo numeroso (algo más de 4.000 en la provincia de Segovia) pero con tendencia descendente.
“En seis u ocho años se han perdido unos 50.000 cazadores en Castilla y León”, estima Gómez. Las causas del declive son múltiples. Apenas hay caza menor en el campo, los cotos son cada vez más caros, la imagen que se da de los cazadores es nefasta… “Todo va contra nosotros”, resalta el delegado territorial de la Federación de Caza en Segovia para el que, encima, “se nos ha hecho responsables de los accidentes de tráfico ocasionados por choques contra piezas cinegéticas”. Dicho todo esto, resulta lógico entender a los cazadores de mayor edad cuando deciden dejar la actividad y las reticencias de la población más joven a federarse.
En esta situación, Anchuelo considera que “decir que la temporada de caza menor va a ser buena sería muy optimista”. Aunque entiende que la cría de la perdiz no ha sido “demasiado buena”, diversos cazadores contradicen su tesis. Hay quien asegura que en la comarca de Cuéllar “este año tenemos para aburrir”, mientras que por la zona de Pedraza se dice que el número de bandos ha crecido con respecto a 2009.
En cuanto al conejo, desde la Junta se reconoce que lleva una línea ascendente en los últimos años. Aunque 2010 se presentaba como un año excelente para este mamífero, la enfermedad de la mixomatosis ha reducido, de forma drástica, sus poblaciones. “Entre el 40 y el 50% han muerto desde final del verano”, augura.
La liebre, en líneas generales, se mantiene bajo mínimos. “Lleva una serie de años que va a peor”, lamenta el jefe de la sección de Vida Silvestre.
Los ‘pasos de paloma’ tampoco son lo que eran. Antaño muy demandados por cazadores vascos, ahora cada vez pasan por Segovia menos palomas, al haber modificado sus rutas migratorias.
En Segovia, la caza mayor presenta mejor salud que la menor. De hecho, “Son muchos los cazadores de caza menor que han decidido pasarse a mayor”, revela Gómez.
No obstante, la caza de jabalí [abierta desde el 21 de septiembre hasta el 15 de febrero] está siendo “floja”. Por lo que respecta a la caza de corzo, cuya segunda fase anual se acaba de cerrar [1 de septiembre al 15 de octubre], la principal novedad ha sido el elevado número de hembras que se han batido. “La ratio macho – hembra debía ser 1-4 ó 1-5; había que disminuir el número de corzas y diversos cotos se han esmerado en esta labor”, explicó Anchuelo.
Agricultura o caza, la lucha permanente.- José Luis Gómez culpa a los actuales sistemas de explotación agraria del descenso de las especies cinegéticas.
“Se están echando productos tóxicos al campo y acaban afectando a los animales”, denuncia. Pero, a su juicio, el tema no queda ahí. También influye la forma en que se cosecha o se empaqueta. “Los colectivos de cazadores pedimos a los agricultores que no cosechen de noche, porque los animales permanecen esas horas quietos, no se mueven, y las cosechadoras ‘se tragan’ muchos”, dice Gómez. Además, demanda a los agricultores que, cuando cosechen, empiecen por el centro de una tierra, no por la zona más alejada. “Si se cosecha ‘en círculo’ se va acorralando a los animales; no se les facilita la huída”, agrega el delegado territorial de la Federación de Caza en Segovia.
En otro orden, Gómez cree que la proliferación de lobos también está afectando a la caza, sobre todo a la mayor. “Las piaras de jabalíes son cada vez más grandes, porque se juntan para protegerse”, señala. “Antes se hallaban corzos sin cabeza —por los furtivos— y ahora aparecen cabezas de corzos, sin el cuerpo, que ha sido comido por los lobos”, concluye.