Parcelas destrozadas por los revolcones y ‘hocicadas’ de los jabalíes, campos de cereal pisoteados por los ciervos y corzos. Los agricultores de la zona han llegado al límite y a través de la UAGR han mostrado a los medios de comunicación el drama que viven sin que la Administración regional lo evite por culpa de los trámites burocráticos.
Y es que los responsables de Medio Ambiente, de autorizar las ‘esperas’ para controlar la población de reses y jabalíes, tardan cerca de un mes «en resolver y autorizar el expediente», un tiempo de sobra para «mandar a la ruina a uno o varios agricultores» según han denunciado.
Además, el problema no sólo afecta a las producciones, sino que los jabalíes dejan al aire piedras que rompen la maquinaria agrícola y los cuernos abandonados de los ciervos pueden destrozar neumáticos y provocar accidentes. Los agricultores cuentan con el apoyo de los cazadores, pero estos sólo pueden actuar cuando llegan los permisos de la Comunidad.