Según explica la Xunta, la infracción más común en 2015, con 18 casos, fue no emplear prendas de alta visibilidad que permitieran o favorecieran la visualización del cazador. Este año, sin embargo, la gran mayoría de las denuncias, más de sesenta, se cursaron por un motivo totalmente distinto: «destruir, alterar ou cambiar os sinais indicadores da condición cinexética dun terreo, así como colocalos na vexetación».
01/01/2017 | El Progreso | Paula Vilariño
El secretario de la Federación Gallega de Caza de Lugo, José Manuel Vidal, explica que las sociedades de cazadores están obligadas a señalizar los límites del tecor para delimitar el perímetro de la zona en la que se puede practicar la caza. «En algunas ocasiones, la señalización es deficiente porque hay algún error. También hay veces que alguien roba los carteles o los arranca y después aparecen tirados en otro lugar, en medio de la vegetación», dice.
La señalización incorrecta del terreno está considerada en la Ley de Caza como infracción leve y acarrea multas que van desde los 60 hasta los 600 euros. Estas sanciones son las mismas que se imponen, entre otras cosas, por cazar siendo menor de 16 años, no renovar la licencia, cazar a caballo, permitir que los perros vaguen sin control y dañen las especies silvestres, o no abrir el arma cuando se aproximen al cazador personas o grupos ajenos a la cacería.
SEGURIDAD. La segunda vulneración de la Ley de Caza que más denunciaron los agentes de la Policía Autonómica en la provincia lucense, tanto este año como el anterior, se encuadra dentro de las infracciones graves. «A segunda infracción máis común», tal y como confirma la Xunta, «foi circular con armas de caza cargadas, usalas ou disparar en dirección ás zonas de seguridade». A lo largo de 2015 se tramitaron diez denuncias por este motivo, mientras que este año, entre enero y noviembre, ya se contabilizaron una veintena. El secretario de la federación de cazadores afirma que los aficionados «son cada vez más responsables» y toman muchas precauciones para no poner en riesgo su seguridad, ni la de otras personas, «aunque a veces hay despistes», apunta.
Según marca la legislación, se consideran zonas de seguridad las áreas habitadas, jardines, parques públicos, áreas recreativas, zonas de acampada, recintos deportivos y áreas industriales, así como las vías públicas —autopistas, autovías y carreteras convencionales— que se encuentren debidamente señalizadas.
Este último aspecto suscitó cierta polémica cuando entró en vigor la actual Ley de Caza a principios de 2014, ya que a diferencia de la anterior —que prohibía la actividad cinegética en todas las vías públicas y limitaba esta práctica a senderos poco frecuentados, y siempre que las condiciones de seguridad lo permitiesen— la nueva ley permitía cazar junto a vías asfaltadas de la zona rural.
Estas carreteras no se encuentran señalizadas como vías nacionales, provinciales o comarcales, pero por ellas circulan vecinos y autobuses escolares. A pesar de las quejas, la ley no fue modificada en este punto.
Cometer una imprudencia tipificada como grave está castigado con una multa que va desde 601 hasta 6.000 euros. Además, cuando se impone la sanción en su grado máximo puede conllevar la retirada de la licencia de caza, así como la inhabilitación para obtenerla en un periodo de entre cinco y diez años. Por último, la infracciones muy graves, como utilizar gases, sustancias venenosas, tranquilizantes, explosivos, o armas prohibidas, así como cazar bajo los efectos del alcohol o las drogas, pueden acarrear multas de hasta 30.000 euros y la pérdida de la licencia.
SANCIONES. Desde la Federación Gallega de Caza en Lugo aseguran que la actividad cinegética está muy controlada y se tramitan muchas sanciones. «Con cada denuncia se abre un expediente administrativo, pero muchos no acaban en sanción».
La Xunta afirma que no puede concretar las sanciones impuestas este año, alegando que «existen procedementos abertos que non se atopan finalizados».
Francisco López Penelas: «Cada vez hay más afición entre los jóvenes. Es mejor ir de caza que ir de botellón»
Francisco López Penelas es el presidente de la Federación Gallega de Caza en Lugo. Defiende una práctica sostenible y pide que se baje la edad mínima a los 14 años. El portavoz del colectivo dice que el mejor cazador «ya no es el que más caza».
¿Considera que se practica la caza con total responsabilidad?
Sí, los cazadores están cada vez más concienciados y se esfuerzan en hacer las cosas bien. En la provincia somos unos 14.000 aficionados y hay muy pocos accidentes. Por supuesto que nos gustaría llegar a cero, pero en todos los deportes suceden cosas. En la federación organizamos cursos intensivos de seguridad, primeros auxilios y legislación, entre otras cosas, y tienen muchísima demanda. Todavía hay un gran desconocimiento en muchos aspectos, pero los aficionados se preocupan cada vez más por saber cómo tienen que actuar en cada situación.
¿Hay afición actualmente entre la gente joven?
La edad mínima para cazar en Galicia está en 16 años y hay asociaciones que recogen firmas para que se eleve a los 18.
¿Qué opinión tiene la federación al respecto?
Creo que somos la única autonomía de España en la que no se puede cazar hasta los 16 años. Nosotros defendemos que se baje la edad mínima hasta los 14 años, porque a esa edad, los jóvenes ya pueden disfrutar de esta práctica. Es mucho mejor madrugar para ir de caza y estar en contacto con la naturaleza que pasar la noche de botellón.
¿Qué les diría a las personas que critican esta práctica?
La caza no es solamente una actividad o un deporte. Hay varios estudios que concluyen que si no se practicara la caza, la agricultura y la ganadería acabarían desapareciendo como consecuencia de los daños ocasionados por el jabalí. La caza es muy importante en este sentido y los aficionados defienden cada vez una práctica más ética y sostenible. El mejor cazador ya no es el que más caza, sino el que más disfruta de la naturaleza y del deporte en grupo.