Coto a coto, la caza del corzo va ganando terreno en Tierra Estella. El pasado 15 de enero terminó la veda y este año han sido cinco los cotos que se han sumado a esta modalidad. Bargota, Los Arcos, Aras, Torralba del Río y Dicastillo son ahora algunos de los 20 cotos de la merindad en los que se ha permitido cazar el cupo de 95 animales que se pueden abatir en la merindad, un número que aunque no es excesivo, señala un máximo para una especie que hasta no hace mucho no era «rara avis» en Tierra Estella.
Pero el panorama ha cambiado en los últimos cinco años y la población de corzo va en aumento en la zona, en línea con un crecimiento notable en el conjunto de Navarra, razón última que es el origen de este interés y de la subsiguiente capacidad de conceder los permisos. Tan sólo hace dos años, en la temporada 2009-2010 el cupo rondaba los 40 ejemplares, menos de la mitad que en estos momentos.
Sin embargo, es muy difícil establecer la población aproximada de esta especie en la merindad. Desde el departamento de Medio Ambiente se emplea el concepto de población potencial, que define el número hipotético de ejemplares que el hábitat puede albergar sin problemas. Mientras que en Navarra, la población potencial de corzo varía entre 2 y 9 animales por cada 100 hectáreas de superficie forestal, en Tierra Estella este valor está aproximadamente en cinco ejemplares cada cien hectáreas de un total de 48.000 ha forestales. Es decir, unos 2.400 ejemplares sería el número que la comarca podría tolerar sin desequilibrios.
Pero la diferencia entre el número de animales que puede llegar a haber y los que existen es todavía muy grande. La aproximación a la población real es resultado de los conteos sobre el terreno que proporcionan los cazadores de cada coto, una cifra que arroja valores muy inferiores, con una media de 1,5 corzos por cada cien hectáreas, lo que daría una visión mucho más aproximada a la realidad de en torno a 720 ejemplares en Tierra Estella. Pero este número va en aumento.
Responder a la expectativa
Precisamente por ello, los cazadores de la merindad han hecho de necesidad virtud. La solicitud de cambio de los planes cinegéticos para incluir la caza del corzo responde más a un deseo de mantener a raya la población que a un interés propiamente deportivo. «El hecho es que el corzo ocupa territorios muy parecidos a los del jabalí y la realidad es que distrae de la caza de éste último. Es un animal muy persistente, que normalmente avanza dando rodeos, de manera que mantiene ocupados a los perros, que pierden la pista del jabalí. Es una molestia más que un trofeo preciado. Los perros le siguen, pero antes no se le podía tirar porque no estaba permitido, mientras que para el jabalí no tenemos límite. Por eso este año hemos pedido cupo, nueve ejemplares, y los hemos cazado. Esto antes no sucedía, porque el corzo en Tierra Estella hace 10 años era una anécdota, pero ahora se va multiplicando día a día», explica Javier García Mendaza, un de los cazadores del coto de Bargota, uno de los que se ha sumado esta temporada.
La misma impresión tienen desde el coto de Arellano, otro de los que tienen cupo, aunque limitado a un sólo ejemplar. «Para nosotros es un fastidio, porque en realidad lo que nos gusta es cazar el jabalí. Pero en nuestro término el corzo se está multiplicando y de ahí el interés por abatirlo», indica Juan Miguel Busto, presidente de la asociación local.
Precisamente el entorno de Montejurra por su carácter forestal es uno en los que más está proliferando la especie y son algunos cotos cercanos, como el de Dicastillo los que se han sumado a esta modalidad, en este caso con algo más de ilusión, aunque con menos fortuna, por el momento. «Era la primera vez que solicitábamos cupo, que ha sido de tres ejemplares, dos machos y una hembra. Pero como aquí no hay cuadrilla jabalinera y somos pocos los que hacemos caza mayor las batidas eran pequeñas y no ha habido muchas oportunidades. En septiembre, que era la época buena aún no habíamos recibido los precintos y después, al empezar la caza mayor, se ahuyentaron los corzos y finalmente no cazamos ninguno», explica Eduardo Arregui, de la junta de cazadores.
Pese a que aún cuenta con pocos adeptos, la caza del corzo presenta algunas virtualidades que el departamento de Medio Ambiente considera interesantes, como la opción de cazar a rececho entre el 1 de abril y el 30 de junio, una época en la que no hay otro tipo de caza. Esa es precisamente la idea del coto de Dicastillo. «Hemos devuelto el precinto de la hembra, pero queremos cazar los dos machos a rececho cuando el campo esté mas tranquilo», añade Arregui.
EN CIFRAS
1. Caza mayor. Hasta hace muy poco, el jabalí era prácticamente la única especie de caza mayor que se cazaba en Tierra Estella. Ahora el corzo va incrementando su presencia, mientras que no hay permisos para cazar ciervo y gamo, las otras dos especies de caza mayor permitidas en Navarra.
2. Las modalidades. El corzo puede cazarse fundamentalmente en batida o montería, en la que un grupo de cazadores acota un terreno y lo va «barriendo» con ayuda de los perros hasta encontrar al animal. También se puede cazar en «rececho» una fórmula que está permitida para cazar los machos que no se han abatido durante la veda. En este caso, un cazador sólo va tras la presa en un perímetro no acotado.
3. Los cotos. Veinte de los 59 cotos que hay en Tierra Estella tienen cupo para cazar corzo. Son los de Abárzuza, Aguilar de Codés, Améscoa, Aramendía, Aras, Arellano, Arguiñano, Armañanzas, Arróniz, Ayegui, Bargota, Cabredo y Genevilla, Dicastillo, Gastiáin, Grocin, Learza, Lezáun, Los Arcos, Mués y Torralba del Río.