El noble arte venatorio es la forma única e inigualable de la caza mayor y tiene la peculiaridad indispensable de la participación de rehalas como elemento diferenciador del resto de modalidades de caza que se practican en todo el mundo.
Es el santo y seña de una forma de caza auténtica y con carácter, garante de las razas caninas españolas más antiguas, mastines, podencos, lebreles y sabuesos, caracolas y zahones, jabalíes y venados, imprimen todos como actores esenciales carácter y autenticidad. Sin rehalas no hay montería. Con malas rehalas tampoco.
Mediante convocatoria de la Asociación Regional de Rehalas Castellano y Leonesas, Arrecal, se reunieron en el Hotel Santiago mediante convocatoria de la misma de los Delegados de Arrecal en León, Nacho Pardomino de «Rehala Pardomino», Juan José Pastrana Rodríguez de «Rehala Los Macarenos», y el vicepresidente de la Federación Española de Rehalas y de Arrecal, Felipe Vegue Contreras y el presidente de la Federación de Caza de León, Miguel Fierro Casado, rehaleros de la provincia de León y Zamora.
La convocatoria sirvió para presentar la asociación y sus fines que no son otros que la defensa de una actividad milenaria como la caza con perros y de la forma que la ética, historia y tradición dictan dentro de la especial por sus características en cuanto a la forma de caza, como es la montería española, que mantiene unas reglas inmutables en el tiempo donde se dan la mano los mas elementales principios de la caza con perros y que Arrecal mantiene entre sus objetivos.
La interlocución necesaria ante tantas nuevas disposiciones, normas legales y defensa de un colectivo como el de las rehalas de León, estando unidos en una asociación que cuenta con cuatrocientas rehalas y del cual forman parte rehaleros que entienden la necesidad de ordenar y clarificar este sub-sector cinegético en la comunidad. Así mismo Arrecal se encuentra integrada dentro de dos colectivos importantes en la defensa de la caza en España, la Federación Española de Rehalas y La Federación Autónoma de Caza de Castilla y León.
La defensa de la caza y su cultura, como actividad integrada en la socioeconomía rural y del ocio y en la defensa de la naturaleza, pasa por la mejor gestión y el buen uso de los recursos cinegéticos, la aceptación de las normas legales, aunque en ocasiones sean demasiado intervencionistas y que tengan que estar adaptadas a los intereses que administran y el correcto manejo de todos los intereses.
Así, núcleos zoológicos, normas de sanidad animal, de protección a las especies, de cursos especiales de colaboraciones esenciales en el correcto uso del medio, son propuestas que se plantean por parte de Arrecal y que la administración recibe y puede autorizar de manera armónica con los intereses de la rehala.
En el caso de las rehalas, los propietarios las sostienen con su pasión por la caza con perros. Son muchas las horas que se dedican al mantenimiento de la rehala y muy pocas las jornadas dedicadas a la caza, en el mejor de los casos una treintena, en ningún caso el propietario de la misma obtiene suficientes ingresos como para rentabilizar a la rehala, siendo necesarios 365 días al año de cuidados continuos, de selección de ejemplares sujetos a la cátedra que imprime un medio tan duro e incuestionable como la geografía y fauna leonesas.
Como en la monterías la asociación tienen éxito, si cumplen con las expectativas; en la actualidad hay muchos problemas de todos los órdenes como para no defenderlos unidos, como se dice en la montería que cumple las expectativas cuando no hay incidentes antes durante y después de la misma, no porque unos tengan mas suerte que otros respecto a los compañeros. Ahí es cuando cunde la desilusión ante los problemas no resueltos, cuando el lance no transcurre sobre las expectativas de antes de la suelta, al igual que la montería es una misión colectiva, donde los participantes tienen que demostrar tanto en su asociacionismo como ocurre en el monte, respeto y compañerismo, como dice el viejo dicho montero: «Rehalero hay que serlo, sentirlo y padecerlo».