Los ganaderos de los montes de Lena, Morcín y Mieres están detectando un descenso muy importante en el censo de lobos de la comarca. La Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu en el Caudal (Agall) señala que durante el último año se abatieron 15 ejemplares.
La Consejería de Medio Ambiente, siempre según los datos manejados por Agall, mató a seis, mientras que el resto se abatieron «posiblemente, en batidas de caza y controles ganaderos».
Para los responsables de Agall, estos datos son positivos en cuanto a la caída del número de ataques en las ganaderías de la comarca. En este sentido, recuerdan que el año pasado, en el mes de septiembre, «ya se habían contabilizado más de 100 pérdidas». En lo que va de año, sin embargo, «tan sólo nos constan algo más de una decena de ataques, en los montes de Baiña y La Malena». En ninguno de los casos, según el colectivo, «el Principado ha pagado los daños».
Para los ganaderos, a pesar de la reducción de ejemplares, el modo de actuar de la Consejería de Medio Ambiente «deja mucho que desear». La asociación denuncia que «se están matando lobos de forma incontrolada, porque lo único que quiere el Principado es que no haya ataques para no pagar los daños». Los portavoces de Agall creen más apropiado «indemnizar debidamente los destrozos que se causan en las ganaderías», porque de esta forma «mejoraría la convivencia entre los humanos y el lobo».
De esta forma, exigen que «las batidas no se hagan de forma descontrolada, como se ha hecho en esta temporada» y quieren que, a partir de ahora, se lleven a cabo «batidas de forma puntual, para tener un control exhaustivo de la población» en lugar de «cazar hasta el punto de acabar con todos los ejemplares de una zona determinada». «En ocasiones basta con batir a un miembro de la familia para que el resto de lobos busquen otra compañía para cazar, quizás en montes más alejados de la población», añaden.
Los ganaderos también denuncian que el Gobierno regional «no se toma en serio las indemnizaciones ganaderas», a pesar de que «son el principal motivo por el que, en ocasiones, las batidas de caza terminan con un ejemplar de lobo». El colectivo de ganaderos defiende que la actitud de los afectados es «comprensible», pero creen que se podría evitar «si se pagan las indemnizaciones y no se pone en tela de juicio la palabra de los denunciantes».
Y es que, después de que se comprobara «más que de sobra» la existencia de lobos en el Monsacro, la Consejería de Medio Ambiente «aún no se ha retractado públicamente de sus declaraciones, en las que aseguraban que los ataques que sufrían los ganaderos eran obra de perros salvajes y dejaban entrever cierta picaresca entre los afectados». «Ahora que han comprobado que se trata de lobos, ni siquiera han tenido una palabra de rectificación para no dañar la imagen de los afectados», denuncian desde Agall.
Este año, hasta el momento, se han registrado el menor número de ataques de lobo desde que Agall empezó a funcionar. La asociación se creó en 1998, para defender los intereses de las ganaderías afectadas por ataques de lobos frente a las administraciones.
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