Los socios del coto de caza de Otero de Bodas culminaron su última montería con 12 jabalíes abatidos. Su área cinegética es de las más complicadas de gestionar de la región por el elevado número de accidentes de tráfico que ocasiona la irrupción de fauna en la carretera N-631.
Su presidente, David Ferrero Rodríguez, señala que la batida «es una manera de intentar reducir el número de accidentes en la carretera». Son precisamente las poblaciones de jabalíes las que más siniestros de tráfico ocasionan en esta zona, seguidas de las hembras de ciervo y, en menor número, de corzos. Desde el pasado mes de abril, en que fue designado presidente, se han reclamado al coto tres accidentes con la salvedad de que una mitad de la carretera entra dentro de la gestión del coto de Otero y la otra mitad en la gestión de la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra. De los accidentes que se producen en la parte de la Reserva el coto no tiene constancia aunque posiblemente el número sea muy superior. Tampoco se denuncian inmediatamente los accidentes que se producen, ya que hay un periodo de un año para presentar las reclamaciones.
El coto abarca 1.610 hectáreas de terrenos públicos y fincas privadas. Otras 1.565 hectáreas del término están dentro de la Reserva «y ahí las condiciones de caza los marca Medio Ambiente», precisa Ferrero.
Al coto están adscritos 25 socios descendientes del pueblo o vinculados a la localidad. El colectivo aprovecha la caza menor (perdiz, liebre, conejo) mientras que la caza mayor está adjudicada a un cazador madrileño. La caza menor esta temporada no ha sido como en años anteriores, «ha habido menos, aunque no ha sido mala». Pero lo que más abunda en el coto de Otero de Bodas es precisamente la caza mayor.
Con los ingresos de este arriendo y las cuotas de los asociados se sufragan los gastos de gestión, además de solicitar las ayudas públicas para repoblaciones y sembrados cinegéticos que periódicamente se convocan. El principal inconveniente es la contratación de los seguros, «que ponen unas primas altísimas». En esta tesitura se han encontrado incluso con la Federación de Cotos de Caza.
Los accidentes se han reducido ligeramente con los desbroces de las márgenes de la vía. «Se ha notado» porque mejora la visibilidad del conductor en la zona y se puede anticipar a la presencia de algún animal. El coto limita a lo largo de 8 kilómetros con la carretera. Hay una zona especialmente problemática, entre los kilómetros 40 y 44. A parte de la irrupción inesperada de los animales, el presidente del coto señala otro factor de riesgo «la carretera, que tiene una velocidad limitada a 90 kilómetros, tiene tramos de 70 kilómetros y este límite no se cumple».