Los cazadores asturianos continúan molestar ante el aumento de gastos en los cotos y a la nueva normativa de armas. Entre las medidas que están dispuestos a tomar pasan incluso por a dejar de gestionar los cotos.
Este malestar viene motivado porque no comparten los contenidos del nuevo reglamento de armas, que consideran demasiado restrictivo. Uno de los artículos más polémicos del borrador es el relativo a la prohibición de armas semiautomáticas -las más comunes- con cargadores móviles con capacidad para más de tres tiros. Además, también ha quedado vedado el uso de uno de los calibres más comunes entre los cazadores.
Este no es el único punto de discordia. Los amantes del arte cinegético creen que el Principado se desentienden «por completo» de los problemas que genera mantener activas las reservas cinegéticas. Los elevados gastos de mantenimiento de los cotos y los seguros para hacer frente a los daños que generan los animales están asfixiando económicamente a estas asociaciones.
Este mal ambiente entre los cazadores se plasma en Asocipas, una sociedad que aglutina gran parte de las cotos de Asturias, desde donde se recalca que «ante la pasividad de la administración las asociaciones estamos hartas y muy descontentas» y no descartan tomar medidas drásticas al respecto, tales como dejar los cotos en manos de la administración. A este respecto, hay que tener en cuenta que la renovación afecta a todas las asociaciones y las obliga a ellas y a sus socios a todos los efectos durante cinco años. En este sentido son muchos los que meditan no renovar su vinculo con los cotos aunque otros como Mario Méndez Valledor, secretario del coto de Villayón, reconoce que «nuestro vínculo con el acotado espira el próximo mes de marzo y, en principio, lo vamos extender pero con la única finalidad de tener un recurso para negociar con la asociación tomos los problemas que creo que tenemos».
«Sobre la prohibición de ciertas armas para la caza, como cazador desde hace treinta años propongo a los cazadores que si esto sigue adelante dejemos de cazar y que las administraciones pertinentes se encargen de gestionar los cotos y la caza porque lo único que nos hacen es poner inconvenientes para practicar esta actividad de una forma digna», señaló Antonio Martín, miembro de la Sociedad del Coto de Mieres, además destacó que« «en caso de tomar estas medidas ya veríamos los resultados a la vuelta de unos años cuando los jabalíes paseen por el parque San Francisco de Oviedo ya que los cotos colindantes a Oviedo abaten aproximadamente más de quinientos suidos cada temporada, ya está bien de pagar para todo y callar».
En el occidente regional la situación y el pensamiento de los cazadores es el mismo al del resto de la región como reconoce el secretario del coto de Villayón. Como Méndez Valledor destaca que «Estamos en todo con el resto de nuestros compañeros, la nueva ley de armas es impresentable pero también existen dos problemas que particularmente nos preocupan y mucho que son los gastos por los daños y los de la guardería». El secretario señala que «los gastos que origina la guardería junto con los de los daños son cerca de un 90 por ciento del presupuesto de nuestro coto y cada vez se hace más difícil poder sufragarlos, sobre todo, para los acotados pequeños como el nuestro. La administración exige un guarda por cada ocho mil hectáreas de terreno lo que provoca que «tengamos unos gastos muy alto por lo que para nosotros sería muy beneficioso que el mínido de hectáreas por guarda se estableciera en unas doce o catorce mil hectáreas, este sería un paso muy importante para ayudar a la supervivencia de las sociedades». Para Méndez Valedor «este medida sería vital pero no sólo eso sino intentar reducir el gasto por daños ocasionados».
El final de esta temporada cinética, allá por el final de febrero, será vital para conocer el futuro inmediato del arte cinético en Asturias. En estas fechas los acotados deberán decidir si renuevan su compromiso o por el contrario si deciden en dejar la caza en manos del Principado. De momento piden unas medidas menos restrictivas y que «cuenten con los cazadores a la hora de tomar decisiones, que no las tomen en un despacho sin preguntar, al menos, nuestra opinión» como destaca Mario Méndez Valledor desde el pequeño coto de Villayón en el occidente regional.