Recientemente, en páginas de este periódico, se han publicado sentencias de lo Contencioso-Administrativo que estiman reclamaciones de varios conductores por un accidente en la autovía de Leitzaran (A-15) y que obligan a pagar al Gobierno foral.
También se ha informado de accidentes causados por la irrupción de caballos en las carreteras y, de igual manera, de denegaciones judiciales porque un conductor que colisionó en la N-121-B contra un animal, no se percató contra qué especie se había empotrado y por tal motivo no se le indemnizó.
Como ven, la casuística es abundante, así que no está de más aclarar la realidad de lo que suponen estos siniestros y su manera de tramitarse. Cada año se producen en Navarra medio millar de accidentes causados por la invasión en la calzada de determinados animales, especies cinegéticas que por lo general resultan atropelladas al adentrarse en la vía en busca de alimento, como ocurre en muchas ocasiones con los jabalíes y corzos, causantes de ocho de cada diez siniestros viarios con animales. La cifra de accidentes apenas varía entre uno y otro ejercicio y supone una sangría importante de las arcas públicas. En el presente año los accidentes causados por la fauna autóctona han supuesto un coste total de 600.000 euros, debido a las reclamaciones presentadas por los conductores accidentados.
La Ley Foral 17/2005 del 22 de diciembre establece que los daños causados por este tipo de fauna se indemnizarán conforme a la legislación civil vigente y el reglamento establecido abre el abanico a cuatro supuestos para determinar las posibles responsabilidades.
DETERMINAR LA RESPONSABILIDAD La responsabilidad se fijará aportando los documentos necesarios (atestado policial, informe pericial de los daños y factura de la reparación) según un expediente tramitado por el departamento de Medio Ambiente, competente en materia de caza, que fijará si la culpa del accidente es del conductor, por no adoptar las precauciones necesarias para evitar el atropello (conducía a una velocidad excesiva), del titular del aprovechamiento cinegético -el coto de caza-, sólo en el caso de una gestión negligente o como consecuencia de la acción de cazar, del titular de la explotación de la vía pública, siempre y cuando esté motivado por la falta de conservación y protección frente a la invasión de la vía por animales o por ausencia de la señalización adecuada.
Casi todas las vías que recorren Navarra están gestionadas por el Gobierno foral salvo la A-15 y la A-12, que tienen una concesionaria privada, que correría con los gastos de producirse un accidente si éste es provocado por un animal, salvo en el caso que sea un ave, que no se puede evitar que sobrevuele la autopista. Y en última instancia, lo que ocurre en la mayoría de los casos, es que el departamento de Medio Ambiente corra con estos costes por competerle la materia cinegética.
VARIEDAD DE FAUNA El abogado de la Asociación de Cazadores de Navarra (Adecana), Carlos Irujo, ha defendido en un montón de pleitos a los cotos de caza desperdigados por la Comunidad Foral ante las demandas presentadas por conductores accidentados en carreteras limítrofes a las batidas. A su entender, «la mayoría de los accidentes se producen entre el anochecer y el amanecer, por lo que a pesar de que pueda tratarse de un día de caza, es casi imposible vincular la acción de cazar con que un animal invada la carretera y provoque un accidente. Por ejemplo, en el caso del jabalí, estos viven encamados y suelen navegar muchos kilómetros de noche en busca de comida, son muy errantes y, en ese transitar, pueden invadir alguna carretera que no está bien protegida o que no dispone de un paso adecuado».
Entre la distinta fauna que protagoniza estos accidentes, además de jabalíes y corzos, destaca igualmente la presencia de ciervos y zorros. La población de jabalíes en Navarra se sitúa entre los 15.000 y 18.000 ejemplares . En caso de no tratarse de una especie cinegética, la Ley 2/1993 de fauna silvestre también establece que será la Administración quien abone los daños provocados por las especies que no estén consideradas plaga o de las que expresamente se haya denegado su captura. En estos casos, los daños suelen ser provocados principalmente por tejones, e incluso por águilas reales y buitres, que descienden a la carretera a por los restos de algún animal y son atropellados al tomar tierra.
EL 80%, ENTRE 1.000 Y 2.000 EUROS La mayoría de los accidentes motivados por la invasión de la calzada por parte de algún animal suelen ocasionar daños materiales valorados en los peritajes entre 1.000 y 2.000 euros. Así ocurre, en un 80% de los casos. Sin embargo, también se han producido siniestros mortales debido a la irrupción súbita de un animal en la vía, sin ir más lejos, en Corella murieron este año tres vecinos de Logroño tras haber atropellado un conejo e impactar posteriormente con el poste que indica la entrada en Navarra. El golpe con el animal se produjo en La Rioja.
En cuanto a los puntos localizados como problemáticos por la importante entrada de animales en esas carreteras, el abogado Carlos Irujo identifica como lugares peligrosos «aquellas vías secundarias en torno a Lumbier y Ochagavía, las que recorren Tierra Estella por el valle de Yerri e Igúzquiza, la N-121-A entre Olagüe y la Ultzama, la Pamplona-Valcarlos a la altura de Zubiri y los alrededores de Tudela, debido a que los jabalíes están bajando hacia esa zona de regadíos. En la Ribera, se producen la mayoría de accidentes en la carretera del Eje del Ebro (NA-134) y en la recta de Arguedas, un paso de Bardenas al río Ebro que es usado frecuentemente por el jabalí para alimentarse», concluye Irujo.
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