Las madrigueras de los conejos, pasadizos intrincados, pueden llegar a tener 40 metros de longitud. Para hacerlas mueven toneladas de tierra. Y si la población de roedores es numerosa el terreno acaba convirtiéndose en una masa vaporosa y endeble. Un problema. Sobre todo, si les da por excavar sus guaridas bajo las vías del AVE.
Esto está ocurriendo. Las zonas de exclusión de la alta velocidad ferroviaria ofrecen a estos bichos un lugar idílico porque están a salvo de depredadores y cazadores. Sin amenazas. Junto a las vías -y bajo ellas- es un buen sitio para vivir y también para reproducirse, actividad que los conejos practican con extraordinaria agilidad. Pero la presencia de los malditos roedores también amenaza con disminuir la estabilidad de la infraestructura sobre la que discurren los trenes.
Por eso el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), dependiente del Ministerio de Fomento, ha declarado la guerra a esta especie. No sólo por el peligro que suponen las kilométricas madrigueras en terraplenes y trincheras, sino también por los daños que los animales causan a las líneas de comunicación y señalización. Los incisivos de los conejos crecen sin cesar y por eso necesitan desgastarlos, roer lo que sea. También los cables. Esto genera importantes «costes de reparación y reposición, al tiempo que pueden llegar a suponer un riesgo potencial para la seguridad ferroviaria», señalan desde la sociedad pública.
Durante dos años
Para luchar contra la plaga Adif ha reservado 404.340 euros (más IVA). Es el presupuesto destinado para contratar a una firma que actúe en toda España durante un periodo de dos años. La empresa pública adjudicará en breve este servicio, tras el «resultado satisfactorio» que arrojó una experiencia piloto: durante siete meses del año pasado se destinaron 74.649 euros (sin IVA) para que la empresa Refor se dedicara a esta labor.
Hasta ahora el control de plagas de conejos se había realizado de manera puntual en tramos especialmente afectados, sobre todo en zonas de Castilla y Andalucía. Por supuesto, Euskadi, sin servicio de alta velocidad y con poco monte bajo de matorral, no es una de las comunidades afectadas. La cuestión es que como se trata de un problema reiterado, que requiere vigilancia y control permanente, se ha decidido contratar el servicio para todo el año y en todas las líneas de alta velocidad. Los trabajos se desarrollarán básicamente en las trincheras y terraplenes de más altura por donde pasan los convoyes.
El hurón como arma
¿Cómo se cazará a los roedores? Adif da carta blanca a la empresa que resulte adjudicataria, aunque naturalmente deberá atenerse a la legislación de cada comunidad autónoma. Por lo general, el arma elegida es el hurón. Los cazadores introducen en la madriguera a este mustélido, enemigo implacable del conejo, y tapan las salidas con redes. Las presas, en su huida precipitada, quedan atrapadas en la trampa o son devoradas en su guarida por el depredador. La empresa que se encargue de este cometido también deberá ocuparse de la gestión de los ejemplares capturados, que en ningún modo se podrán comercializar.
Desde Adif no apuntan hacia ninguna región en concreto que esté especialmente afectada por este problema. «La proliferación de conejos en una determinada área geográfica es un problema puntual que puede surgir por diversos factores como pueden ser los índices de pluviosidad, un menor volumen de caza, la no presencia de depredadores…». Así que los lugares afectados por la plaga «pueden variar mucho a lo largo del año».