El sindicato Unións Agrarias calcula que, de los 65.000 hectáreas de maíz forrajero que se sembraron este año en Galicia, unas 3.250 (el 5,5% del total) fueron dañadas por el jabalí.
Estas incursiones de la fauna salvaje se traducen en unas pérdidas cercanas a los tres millones de euros, según los datos de la organización. Este dinero «sale directamente de las rentas de los agricultores, los ganaderos y sus familias». Los destrozos alcanzan un valor similar en el caso de prados y huertas.
Debido al alcance de los daños, los secretarios generales comarcales del sindicato celebraron ayer una reunión extraordinaria en la que se acordó activar un calendario de protestas y actos reivindicativos con los que presionar a la Xunta de Galicia. Unións quiere que el gobierno autonómico «deje de darle la espalda a la gente que vive en el rural y que presente un plan de choque que ataje una situación que, a todas luces, está fuera de control». Las incursiones de manadas del cerdo salvaje ya forzaron a la Consellería de Medio rural a autorizar batidas en los montes de Lalín, y próximamente se tomará la misma medida en el resto de concellos de Deza y Tabeirós-Terra de Montes.
Al encuentro de los secretarios comarcales también acudieron los técnicos de peritaje y del gabinete jurídico del sindicato, además de los ganaderos de las zonas más afectadas. Todos coincidieron en resaltar la indignación del rural gallego ante la «total inhibición de la Xunta», ya que el gobierno todavía adeuda las subvenciones por daños de la campaña de 2009 y ni siquiera habilitó una partida presupuestaria para este año, complicado por el nivel de población de los jabalíes, que además han mudado sus costumbres de alimentación y dependen, cada vez más, de la agricultura en lugar de los recursos naturales de su entorno. A estas circunstancias se suman la escasez de lluvias, que augura una mala cosecha, y la subida de los costes de producción tanto en la leche como en la carne y la uva. Pese al «desánimo» de los trabajadores del campo, Unións pondrá en marcha una campaña de valoración de los daños a través de sus oficinas. Los listados con las pérdidas se remitirán a la Xunta para que active medidas «sin más excusas».
Por último, el sindicato se suma a los apuntes de los cazadores y reprocha a la Xunta por no haber ampliado la temporada de caza mayor, para aprovechar que en febrero y marzo el jabalí aún no está en época de cría. El sindicato teme que la administración tampoco dispone de un plan para evitar los daños en agosto y septiembre, coincidiendo con la época de cosecha.