En las últimas semanas, el Seprona ha constatado que la zona baja del río Lérez, donde se podría decir que comienza su desembocadura, está siendo conocida por la alta incidencia de furtivismo que registra. De hecho, es el salmón, «recuperado recientemente en este cauce», la especie más amenazada por las artes prohibidas.
El motivo, lo de siempre. La Guardia Civil de Pontevedra no tiene ninguna duda de que, en el trasfondo de estas prácticas, se encuentra el hecho de ser un pescado que «alcanza elevados precios en su ilegal comercialización».
Esto ha motivado que el instituto armado, en colaboración con agentes medioambientales de la Consellería de Medio Rural, mantenga un operativo para tratar de poner freno a esta situación. Por lo pronto, ya ha dado sus primeros frutos con una detención y la identificación, y posterior denuncia, de otros dos supuestos furtivos.
En cualquier caso, desde la Comandancia de Pontevedra se sostiene que no se puede descartar que, en próximas jornadas, se lleven a cabo nuevos arrestos por este motivo.
Al único detenido por el momento se le vincula con un grupo de furtivos que fueron sorprendidos en la noche del 22 al 23 de junio. El dispositivo montado por guardias civiles y funcionarios de la Xunta localizó a unos pescadores ilegales cuando retiraban una red tipo trasmallo, arte de pesca prohibida, en el coto de Monteporreiro.
Huida en coche
Al verse descubiertos, los sospechosos se introdujeron en un Fiat Punto y se dieron a la fuga. En su huida, los furtivos abandonaron en un camino de acceso a fincas la pesca ilegal capturada. En total, diez salmones y un reo, con un peso aproximado de cincuenta kilos y que, solo en el caso de los salmones, podrían reportar a los pescadores unos seis mil euros.
Tal manjar finalmente no terminó, tal y como en principio querían los furtivos, en un establecimiento de hostelería, sino que fue entregado a un centro de beneficencia pontevedrés.
Las indagaciones posteriores posibilitaron la identificación de un pontevedrés de 43 años, «conocido furtivo de la zona», reseñaron ayer desde la Guardia Civil. En el transcurso de la detención de E.S.T., los agentes se incautaron de diverso material empleado, aparentemente, para la pesca ilegal: una piragua, una red de malla de grandes dimensiones, así como el Fiat Punto.
Las pesquisas de los investigadores se centran ahora en poner un nombre a las personas que supuestamente acompañaban a este pontevedrés en la madrugada de la víspera de la noche de San Juan.
Un transmisor permite localizar un ejemplar pescado ilegalmente
Además de la detención de E.S.T., el Seprona ya ha identificado a otros furtivos por hechos similares.
En ocasiones, las tecnologías se convierten en todo un aliado improvisado de los investigadores. Fue lo que ocurrió en mayo cuando el radiotransmisor implantado a un salmón para realizar un estudio científico permitió vincular su captura con otros dos supuestos furtivos, dado que la señal que emitió el mecanismo electrónico «permitió la localización del pez en las proximidades del domicilio de uno de los infractores», reseñó un portavoz del instituto armado.
De este modo, el 24 de mayo, el Seprona procedió a denunciar a los dos pescadores. Los agentes de la Guardia Civil sostienen que pescaron un salmón en el mismo coto de Monteporreiro «en un día inhábil y con un arte también prohibido». En su caso, el Seprona mantiene que emplearon un grampín, también conocido como robador. Se trata de anzuelos, normalmente de tres puntas, pero también los hay de cuatro, cuyo uso esta prohibido para los salmónidos.