Los ganaderos de la comarca del
Caudal propondrán a la
Consejería de Desarrollo Rural y
Recursos Naturales que el lobo sea una especie
cinegética.
Los productores consideran que permitir la
caza de cánidos sería la
solución para su sector y
también para el Principado, que
obtendría fondos de las cacerías
para indemnizar los daños que provocan
los lobos en las ganaderías
domésticas.
Los ataques de lobo, según la
Asociación de Ganaderos Afectados por
el Llobu (Agall), han aumentado de forma
muy significativa en la comarca durante el
último año. «Hay ganaderos que
se plantean ya cambiar de profesión
porque es imposible que la cría de
ganado salga rentable», afirmaron ayer. Hay
casos «muy sangrantes» como el de Manuel
Remis, un criador de cabras que ha perdido en
lo que va de año treinta y dos cabezas
de su rebaño. Aún no ha cobrado
ningún daño.
«La Consejería de Desarrollo Rural
no cumple lo que dice», afirman desde Agall.
Como prueba, aseguran que «se habían
comprometido a abatir sesenta y tres lobos en
la región y, hasta el momento,
sólo han abatido a una treintena de
cánidos». Además, aseguran
que la mayoría de los ganaderos que
denunciaron un ataque de lobos no han
percibido ninguna indemnización: «Hay
retrasos de hasta once meses y de un
año entero en el pago de los
daños», añadieron.
Desarrollo Rural había destinado al
pago de daños por fauna salvaje,
según la versión de los
ganaderos, 800.000 euros. Una partida que,
destacaron ayer desde Agall, «se queda corta a
todas luces». Es por eso que la
catalogación como especie
cinegética de los lobos podría
traer, a su juicio, la solución al
conflicto: «Las cacerías generan
beneficios a la administración, el
contribuyente no tendría que pagar por
los daños y la Consejería
tendría más fondos para hacer
frente a las indemnizaciones»,
añadieron.
Los ganaderos matizan que no quieren la
desaparición de la especie.
«Respetamos al lobo y sabemos que es un
animal necesario para mantener la riqueza
natural en nuestros montes», afirmaron. Su
postura, señalan a renglón
seguido, no tiene por qué confrontar
con la caza de cánidos salvajes.
Argumentan que «queremos que las batidas
sean controladas, como ya se hacen ahora
desde la Guardería, pero generando
beneficios para la región».
La medida, afirman, no sólo
supondría la solución para el
histórico conflicto entre ganaderos y
Administración por el lobo, sino
también un nuevo impulso
turístico para los concejos de la
comarca y el resto de la región.
«Sabemos que la caza de esta especie mueve
muchos visitantes», aseveraron. Tienen
previsto solicitar un encuentro en el Principado
para hacer llegar su propuesta de primera
mano a los responsables de la
Consejería de Desarrollo Rural.