La climatología fue un factor decisivo en la reducción del número de incendios durante el año pasado, que descendió en un 55,4%, gracias a las «abundantes lluvias registradas entre enero y abril», según los datos a que ha tenido acceso este diario.
Es precisamente a partir del mes de mayo y hasta el de septiembre cuando se produce la mayor parte de este tipo de siniestros, en concreto el 80% del total de los 41 que investigan los juzgados de la capital y la provincia, una cifra muy alejada de los 92 que precisaron de la intervención del Ministerio Público en 2009.
La diferencia de hectáreas calcinadas en 2010 respecto de los doce meses precedentes no es tan significativa, puesto que de enero a diciembre pasado sumaron 582 hectáreas, fundamentalmente de monte bajo y matorral, mientras que en 2009 el número de metros cuadrados afectados fue sólo ligeramente superior, según la estadística oficial relativa a ese ejercicio.
De este modo, los juzgados de la provincia investigan el 70% de los incendios forestales que se produjeron entre abril y octubre del año pasado, periodo en el que se concentraron la práctica totalidad de los 41 fuegos que sorprendieron a los vecinos de los veintitrés municipios afectados, localizados principalmente en las comarcas de Aliste y Sanabria. Y es que «se estima que, al menos, 17 fueron intencionados; dos, accidentales; y el resto por móviles agrícolas, ganaderos o cinegéticos», según las diligencias abiertas por los jueces. De entre los 29 fuegos en los que está personada la Fiscalía, el ocurrido en el municipio de Roelos de Sayago, registrado el 25 de agosto, fue el de mayores dimensiones de los habidos en 2010, al devastar 110 hectáreas de monte bajo y arbolado. El siniestro se inició cuando «empleados municipales llevaban a cabo tareas de limpieza y desbroce de caminos de uso público con una cortadora segadora mecánica, cuyo uso está prohibido en esa época del año», apuntan fuentes judiciales. Las llamas surgieron de la máquina cuando se produjo el roce con las piedras de muros de las lindes.
Fonfría fue la segunda localidad con mayores daños en su masa forestal, con más de 66 hectáreas fulminadas por cuatro fuegos, el más importante, el que sucedió el 25 de julio, cuando un ganadero, identificado como presunto autor del desastre, trataba de fabricar una barrera natural entre dos zonas de pasto en diferentes términos municipales. Ardieron 55 hectáreas de monte bajo. En Pedralba de la Pradería se quemaron 56 hectáreas, lo que le sitúa como el tercer ayuntamiento con más terreno arrasado, por delante de Vide de Alba-Samir de los Caños, con 52. Asturianos, que perdió 35 hectáreas, y Villarejo de la Sierra, con 33, son las otras dos localidades más afectadas por las llamas.
Los datos fueron especialmente positivos en los cuatro primeros meses del año, entre enero y abril, periodo en el que las constantes precipitaciones incidieron de forma decisiva en el escaso número de incendios. Los servicios especializados sólo tuvieron que sofocar tres fuegos, el de más trascendencia ocurría el 12 de abril en el término municipal de Alcañices y el causante fue un vecino, que actuó con negligencia.
El 90% de los siniestros que arrasaron en la provincia monte bajo, matorral y superficie arbolada se concentran en los cinco meses siguientes, entre mayo y septiembre. Uno de ellos, localizado en Pedralba de la Pradería, a las 21.00 horas, terminó el cinco de mayo con 56 hectáreas y obligó a cortar durante treinta minutos la línea férrea que comunica con Galicia. El origen fue, de nuevo, la imprudencia del hombre, esta vez de quienes trataban de despejar el monte para facilitar la caza.
En la recta final del ejercicio pasado, entre octubre y diciembre, hubo que lamentar cinco sucesos de este tipo que se llevaron por delante 32 hectáreas, el fuego que calcinó más metros cuadrados resultó ser intencionado, según confirma la Fiscalía. Otro se desató cuando se efectuaban tareas de limpieza en un camino de Carbellino y una chispa originada en la máquina utilizada prendió en la zona donde trabajaban los operarios encargados del trabajo.
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