No soplan vientos favorables para la flota pesquera vasca de bajura. Los mismos problemas que afectaron al sector durante el año pasado, condicionarán sobremanera el desarrollo de la actividad pesquera durante este 2011. Paradójicamente, los factores que ensombrecen el futuro a corto plazo de la flota no están provocados por una delicada situación de los recursos pesqueros. La génesis de los problemas que arrebatan el sueño a los arrantzales está en tierra, en la escasez de posibilidades de pesca para algunas especies y en la escasa cotización que alcanza el pescado en lonja. Asimismo, el espectacular incremento registrado en el precio del carburante limita aún más si cabe, la exigua rentabilidad de las pequeñas empresas pesqueras de bajura.
El verdel es la especie que habitualmente inaugura las ventas de pescado en las lonjas de bajura de Euskadi. Este año, la costera de pesca de este escómbrido se presenta muy triste. Con la exigua cuota concedida por la Unión Europea a España en virtud del Principio de Estabilidad Relativa, las capturas quedan limitadas a 8.000 kilos por día para los buques cerqueros y a 2.300 kilos para las embarcaciones que faenan mediante líneas de anzuelos.
A este ritmo de captura diaria se estima que la cuota quedaría agotada en apenas quince jornadas de pesca. «Nos están quitando la ilusión de salir a la mar. Miles de toneladas de verdel llegan cada año a nuestras costas y nos obligan a suspender la pesquería a las pocas semanas de haber comenzado a pescar. Nosotros vivimos del verdel y el bonito, y si nos quitan el primero no tenemos qué pescar durante meses» explica el patrón de un barco bermeano de anzuelo. «El mercado reclama verdel, nuestras aguas están llenas de pescado y no podemos pescar» añade desconcertado.
Las cofradías han reclamado en reiteradas ocasiones al gobierno de España que negocie con Bruselas un incremento de la cuota de verdel para poder satisfacer las necesidades de las flotas de cerco, anzuelo y arrastre de litoral. Esta empresa se antoja complicada ante la negativa de estados del norte de Europa como Noruega o Reino Unido, que se niegan a ceder parte de sus derechos de pesca y por ende el control del mercado internacional de esta especie. Desgraciadamente, no existen pesquerías alternativas que puedan rellenar el vacío dejado por el verdel.
Ilusión con la anchoa El próximo mes de marzo dará comienzo una nueva campaña de anchoa, la segunda después de cinco largos años con el caladero cerrado por la Comisión Europea a causa de la alarmante situación que presentaba el recurso. La suspensión de la actividad pesquera ha dado sus frutos y el último estudio realizado por el instituto vasco AZTI indica una recuperación del stock de anchoa en el Golfo de Bizkaia y apunta la posibilidad de que en mayo próximo la población de esta especie ascienda a 100.000 toneladas, muy por encima del límite de precaución establecido por los biólogos.
En julio pasado, la Comisión Europea estableció un TAC de 15.600 toneladas hasta julio de este año, cantidad que permitirá a los arrantzales aumentar de manera considerable las capturas registradas el año pasado. Con estos datos, la preocupación de los hombres de la mar no se centra en la productividad que pueda ofrecer la anchoa en cuanto a capturas.
El sector de bajura espera que la cotización de esta especie en lonja sea superior a la contabilizada en 2010, con 2,72 euros de media. «Después de cinco años sin anchoa del Cantábrico el precio del pescado fue decepcionante. Nos dicen que el mercado ha sido cubierto por anchoa procedente de otras latitudes y que hay que ir recuperándolo poco a poco. Esperemos que este año se produzca un incremento en la cotización de nuestra anchoa porque no hay ninguna duda de que su calidad es superior a la de cualquier otro competidor» asegura el patrón de un cerquero vizcaino.
«El bocarte del golfo de Bizkaia tiene que recuperar su espacio frente a pescados procedentes de Cataluña, Croacia, Marruecos, Chile y Argentina», insisten.
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