Leo con asombro el documentado artículo firmado por Javier Muñoz en DV sobre la Ley de Caza vasca. En las pasadas Navidades los partidos políticos vascos pactaron un período de reflexión, atascados en el tema de las distancias de seguridad. Había tres posturas: la de PNV y PSOE juntos, proponentes de una opción inasumible; la del PP, mucho más lógica y cercana a los cazadores, y la de los partidos de izquierda, no solo anticaza sino prohibicionista. Ahora resulta que el PP no sólo no mantiene su postura inicial, sino que acuerda una postura común con PNV y PSOE, aún a sabiendas de que es el fin de la caza en Euskadi. Para que no les afecte en las elecciones municipales, todos dicen lo mismo, todos quedan al mismo nivel y a los cazadores que les zurzan. Pero a los de izquierda, de centro y de derecha, muy listos ellos, les diré que hay un artículo en esa ley que es una bomba de relojería. Basta una denuncia para prohibir la caza en todo Euskadi. Si se enteran los anticaza, vendrán las lamentaciones. Para saber de qué hablo hay que saber de caza, naturalmente. Pasa lo mismo con el tiro: el señor Odón Elorza nos cerró el Campo de Tiro de Ulía, abierto desde 1913, y el señor Ramón Labayen nos cerró el Campo de Tiro de Bidebieta, polígono de La Paz. Desde mi recién estrenado puesto de presidente de la Federación Guipuzcoana de Tiro, he decidido pedir oficialmente la reversión de esta situación injusta y claramente perjudicial para los intereses de una ciudad turística como San Sebastián. También se cerró Gudamendi y sus mundialmente famosas tiradas de pichón. Fue el ‘Augusta’ del tiro pichón.